El pasajero (ed. Grijalbo, 2014) es un intenso y trepidante thriller psicológico de Jean-Christophe Grangé, el maestro del género francés, autor de obras de referencia como Los ríos de color púrpura, El imperio de los lobos, La línea negra, Esclavos de la oscuridad, El origen del mal o La selva de las Almas. En esta ocasión el autor da una vuelta de tuerca, subiendo aún más el listón de sus anteriores novelas, con un thriller lleno de giros y una original estructura narrativa que nos irá sorprendiendo sin darnos tregua hasta llegar al acertado final.
La novela tiene un planteamiento apasionante que nos engancha desde el principio y que, para satisfacción del lector, no solo no decae conforme avanza la narración sino que la intriga y la originalidad de la trama van en aumento página a página.
Dos personajes serán los protagonistas de la novela. Por una parte, Mathias Freire, psiquiatra del Hospital Universitario de Burdeos, que tiene que tratar de urgencias a un vagabundo al que la policía ha encontrado vagando por las vías de la estación de tren de Saint-Jean. Con la memoria perdida y manchas de sangre de origen desconocido, el diagnóstico de Freire no hace sino añadir aún más intriga al suceso, el paciente sufre una extraña enfermedad mental, «fuga disociativa»: un tipo de amnesia en la que el enfermo se crea otra identidad.
El caso sacudirá la vida de Mathias, quien había llegado a Burdeos dos años antes huyendo de un trágico episodio y un error garrafal cometido en París e intentando hacer borrón y cuenta nueva. De ser un médico reconocido, distinguido y admirado, había pasado a ser alguien frío, robotizado, que no se implicaba en el trabajo y que había decidido no volver a acercarse a ningún paciente. Pero Mathias se sentirá cautivado por el caso del amnésico y se implicará para descubrir su identidad y qué le había ocurrido para llegar a ese estado. El problema es que todas las revelaciones del paciente son invenciones, pistas falsas entre las que tendrá que encontrar la verdad.
La vida del psiquiatra no solo cambiará por la aparición de su nuevo paciente, sino también por la relación que se establecerá con Anaïs Chatelet, la joven capitán de la policía judicial que investiga un macabro asesinato cometido en la estación de Saint-Jean. Anaïs lleva también dos años en la ciudad de Burdeos, donde llegó también acosada por un fantasma del pasado, un escándalo que intenta superar. Anaïs es brillante, inteligente y ambiciosa y durante la guardia de un sábado por la noche le llega la oportunidad de su vida. En la estación de Saint-Jean han encontrado el cadáver de un hombre al que le han incrustado una cabeza de toro, un asesinato de manual, con ritual y mutilaciones, el caso soñado para poder hacerse famosa y ser portada en los periódicos.
A sus veintinueve años Anaïs tiene la oportunidad de dirigir un equipo para investigar un caso mediático, pero pronto se encontrará con una realidad diferente a la soñada, sus jefes desconfían de su juventud y falta de experiencia, algo que siembra dudas en la protagonista y rebaja su excitación inicial. Pero Anaïs luchará por quedarse con el caso y tendrá ocho días para actuar sin juez, con plenos poderes para investigar, un poder y libertad que debe saber utilizar con acierto.
Las vidas de Mathias y Anaïs, similares en algunos aspectos, se cruzarán, con dos investigaciones paralelas entre las que parece haber una misteriosa relación. Dos seres heridos, marcados por sus pasados, necesitados de redención. Pero esto es solo el comienzo, cuando el lector crea tener todo más o menos encajado, el autor sacudirá toda la trama, una y otra vez, convirtiendo la lectura en toda una aventura con revelaciones sorprendentes y giros inesperados. Un nuevo acierto de este autor que ya es todo un referente para los aficionados al género del thriller.