El arte de amar la vida no promete la felicidad, no impone la “obligación de ser feliz”, sino que enseña cómo ser un artista existencial, un poeta cuya mejor obra sea la propia vida.
A lo largo de estas páginas, la autora revela de manera fácil, delicada y sincera, cómo apreciar la existencia con ayuda de las claves de la creación literaria y la lectura para, a través de un necesario filtro de amor, aprender a vivir de manera sencilla y plena.
El texto presente basa su fuerza y su secreto en la capacidad de todo ser humano para aprender a leer.
Conversamos con la autora sobre las claves de este libro:
Supone un riesgo para una escritora publicar un libro de autoayuda ¿por qué lo ha asumido?
Lo cierto es que yo no estoy segura de que publicar un libro así calificado suponga un peligro literario. Existe una larga tradición de escritura de este tipo de obras, algunas de las cuales son más que dignas, incluso pequeñas y hasta grandes obras cumbre del pensamiento. Si Schopenhauer, que era un cascarrabias lleno de prejuicios, se permitió hacerlo de una manera u otra, no me parece que yo no pueda atreverme “por el qué dirán”. De todas formas, yo prefiero el término “autoeducación” que ese otro mucho más popular de “autoayuda”, siendo que con este matiz en ningún caso desdeño el género, sino todo lo contrario. Y, si fuese verdad y en realidad supusiera un riesgo escribir una obra así, a estas alturas estoy más que dispuesta a correrlo. ¡Y a disfrutarlo!
La felicidad es una utopía. ¿Qué nos queda entonces?
Quizás la felicidad sea ilusoria, pero todo lo demás no lo es: no es útópico el largo camino hasta alcanzarla, el sencillo viaje de la existencia, que tiene más posibilidades de convertirse en una experiencia plena que esa mercancía intangible y acuciante en que hemos convertido la felicidad.
Describa cómo entrenar estas otras artes o virtudes nos ayuda a vivir mejor
La literatura
He fundado mi libro, “El arte de amar la vida”, en el placer y el conocimiento que supone poder leer y degustar las obras literarias, de modo que la considero una buena herramienta para vivir.
El controlar las preocupaciones
Vivimos en un mundo en el que la preocupación se ha convertido en una enfermedad social. Nuestro medio ambiente nos incita a preocuparnos por chorradas. La mayor parte del tiempo no sabemos distinguir lo esencial de la simple tontería: por eso nos preocupamos tanto y sin razón.
La personalidad
Resulta esencial que construyamos nuestra personalidad como algo único, que contraste con la grey y la manada humana. Es algo imprescindible para mejorar nuestra vida.
Desapego de lo material
Quizás es más fácil decirlo que hacerlo, en un mundo que nos obliga a consumir productos materiales sin cesar. Pero saber preguntarse a uno mismo, y responderse adecuadamente, cuáles son de verdad nuestras necesidades es una clave para hallar la tranquilidad de espíritu.
Ser poeta
En mi libro explico cómo ser poeta sin necesidad de escribir o leer poesía: solamente viviendo, ¡y nada menos que viviendo!
Su obra no está exenta de cierto humor. ¿No es esa unas de las prerrogativas de la felicidad?
Tener sentido del humor es un don que cada día aprecio más. Es una de las riquezas que atesoro y cultivo con mimo. Me siento agradecida por poder reírme cada día.
Habla de la vida de nuestros abuelos ¿Qué pasos prácticos deberíamos dar para acercarnos a su forma de entender la vida?
En mi libro menciono algunos que pueden resumirse en uno: la sencillez. El despojamiento es condición necesaria para vivir una vida más auténtica.
No habla mucho de religión pero gran parte de sus consejos están ya en el Sermón de la montaña de Jesucristo. ¿No sería mejor volver a esos valores perdidos al margen de la religiosidad?
No hablo de religión porque considero que la espiritualidad es algo muy íntimo, propio de cada cual. No me siento facultada para dar lecciones al respecto porque no soy profeta. Casi nadie ha tenido mucho éxito en vida con tamaña vocación, además. Pero creo que la religiosidad es una parte esencial del ser humano, y algún día escribiré, quizá,s un libro sobre el asunto.
¿Si fuera política qué medidas tomaría para que los jóvenes aprendieran a vivir y amaran la vida?
Tomaría las medidas necesarias para que la educación se convirtiera en un utensilio para el futuro, no en un arma averiada como lo es ahora.
¿Cómo recomendaría a una lectora o lector su libro?
Le diría que contiene verdad, milagros, placer y sentido común. Y que, hasta la presente, no he recibido reclamaciones…