Editorial de Época publica un tesoro, uno de esos libros imprescindibles para todos los que aprecian la buena literatura y, en concreto, la novela policíaca clásica. Se trata de El misterio del carruaje, de Fergus Hume, la primera novela de misterio en alcanzar la condición de bestseller, antes que las obras de Arthur Conan Doyle y de Wilkie Collins.
La novela se presenta con una atractiva edición, característica en una editorial que cuida con cariño los libros que publica, cuyo formato es una invitación a sumergirse en la lectura. Y si el exterior resulta llamativo, el interior remata una propuesta irresistible. En la detallada y reveladora introducción, que reivindica la figura de un escritor injustamente olvidado en nuestro país, descubrimos los entresijos de una obra y un autor que bien podrían ser el relato de una novela.
Fergus Hume (1859-1932) nació en Inglaterra y emigró a Oceanía donde trabajó en la oficina del fiscal general Nueva Zelanda y en un bufete de abogados en Melbourne. Con 27 años se despertó su interés por convertirse en dramaturgo pero los gerentes de teatro no se dignaban ni a leer los libretos de un desconocido. Surgió así la idea de escribir una novela que le diera a conocer y le abriera la puerta de los teatros. Se interesó por cuál era el género que más vendía, leyó a los autores referentes y se sumergió en la creación de una novela de detectives cuya trama debía contener un misterio, un asesinato y una descripción de los bajos fondos.
La historia de cómo se forjó esta novela tiene mucho más ingredientes fascinantes que se narran en la introducción y que os recomiendo que no os perdáis. El resultado final, una novela que el autor auto-publicó el mismo año que apereció la primera novela protagonizada por Sherlock Holmes, y mientras esta pasó al principio con más pena que gloria, El misterio del carruaje se convirtió en la más vendida del siglo XIX y de principios del siglo XX, publicada el mismo año.
La trama comienza con el hallazgo de un cadáver en un carruaje de alquiler, escenario que al autor se le ocurrió mientras recorría los bajos fondos de Melbourne durante la noche en un carruaje para ambientar la novela y se dio cuenta de que ese vehículo podía ser el lugar ideal para cometer el crimen perfecto. Y así parece ser en la novela, donde la policía no cuenta con ninguna pista sobre el crimen, no conoce la identidad de la víctima ni la del supuesto asesino que ha huido sin dejar huella.
El encargado de desentrañar el misterio es Samuel Gorby, del cuerpo de detectives, un peculiar personaje, reservado, que tiene al espejo como el confidente ante el que descarga su mente y que se propondrá averiguar la identidad de la víctima y el asesino y que, a pesar de los obstáculos iniciales, se encontrará con pruebas irrefutables que señalan a una persona en concreto. Pero tendrá enfrente dos duros rivales: Colton, uno de los abogados más prestigiosos de la ciudad que ve en el caso la oportunidad de darse a conocer más allá de las colonias australianas y conseguir así fama, riqueza y posición social; y Kilsip, el detective rival de Gorby, celoso por la relevancia del caso y dispuesto a demostrar que Gorby se equivoca y dejarlo así en evidencia públicamente. Colton y Kilsip trabajarán juntos y se sumergirán en los bajos fondos para demostrar la inocencia del acusado.
Fergus Hume construyó una novela con múltiples atractivos. En primer lugar, la trama de misterio que se desarrolla con giros y con un final acertado, y que tiene la originalidad de que los encargados de la investigación son dos detectives rivales, además de un abogado que se alía con uno de los investigadores. El contexto histórico y social es otro de los puntos fuertes de la novela, llevándonos desde los salones de la alta sociedad hasta los suburbios y los bajos fondos, mostrando los contrastes de una ciudad próspera, pero con grandes desigualdades.
El autor también denuncia la hipocresía de una nueva clase social, los rincones oscuros que se escondían en la ciudad de Melbourne y la fragilidad de la estructura social. Su experiencia profesional como abogado se traduce en el detallado relato de la instrucción del sumario y los interrogatorios a los testigos. Si a esto le añadimos toques dickesianos, picaresca policíal y un estilo fresco, sarcástico e irónico, no es de extrañar que esta novela fuese el comienzo de una prolífica carrera literaria con más de 140 novelas en lo que sería un éxito agridulce para el autor, y es que desde ese momento consiguió la notoriedad que buscaba y se le abrieron puertas, pero no para publicar teatro, porque las editoriales solo querían de él novelas policíacas… caprichos del destino.