La serie del Comisario Lascano compuesta por tres obras aparece ahora editada por Siruela en un solo volumen. Es la perfecta forma de darle uniformidad a la misma, fácil de leer pues son tres novelas cortas. Así podemos seguir al Perro Lascano, primero en la dictadura, después cuando en la época de Alfonsín los golpistas se reconvierten y finalmente cuando los problemas políticos desaparecen surgen los sociales como el tráfico de seres humanos.
Las tres obras impresionan por sí mismas; juntas aún más. Un excelente regalo para los lectores de novela negra.
Les dejamos nuestras opiniones sobre las dos primeras y una entrevista con motivo de la aparición de la tercera.
Crimen en el Barrio del Once
La crítica social siempre es un componente subyacente de toda novela negra. Si existen crímenes, asesinatos, secuestros y robos es por que algo falla en la sociedad del país y del momento en que se producen. Señalar y resaltar esos fallos es tarea de los muchos y buenos escritores de este género, quienes no dudan en apuntar con el dedo acusador a quienes tienen la responsabilidad de corregirlo. A ese argumento Ernesto Mallo le ha dado una vuelta de tuerca impresionante y sobrecogedora puesto que ha creado a su bonaerense inspector Lascano en 1977 en medio de la dictadura militar argentina. ¿Qué hacer cuando aparecen tres cadáveres de ‘subversivos’, dos de ellos ejecutados por los militares, mientras el tercero no obedece a las marcas del fusilamiento?
Lascano es un inspector serio, disciplinado, que aprovecha los estrechos márgenes de la dictadura para hacer su trabajo sin despuntar por ser ‘zurdo’ o colaboracionista. “Hay días en que el borde de la cama es un abismo de quinientos metros” comienza la novela, “lo único real es el dolor”m sentencia unas frases después. La muerte en accidente de Marisa, su esposa, le ha dejado así, decidiendo a diario si saltar al abismo de vivir o saltarse la tapa de los sesos.
Cuando aparecen los tres cadáveres sabe cuál es su papel: investigar el tercero y mirar para otro lado con los dos primeros. Fuseli su compañero forense es la única conversación y amistad que mantiene.
Tres historias se cruzan entonces, la del judío muerto, prestamista usurero y sobreviviente de los nazis, junto con la de Amancio, un playboy de tres al cuarto arruinado y casado con un bombón que pensaba que había ‘plata’ donde sólo quedaba serrín. Orbitando sobre ellos se encuentra Giribaldi, militar antisubversivo al que su propia esposa se le revela por no poder tener hijos propios, aunque, bien pensado hay que darles un hogar cristiano a tantos niños recién nacidos por las ‘rojas subversivas’ que van a fusilar.
La bomba está servida con estos componentes, pero la chispa salta cuando aparece Eva, el clon de la esposa muerta Marisa, a quien Lascano se lleva a vivir a su apartamento.
Mallo construye algo muy negro, muy doloroso y tristemente muy real. Ubicar en ese ambiente esta obra es todo un éxito que en las manos del bonaerense se multiplica aún más. Lacerante y desgarrador pero vivo e intenso este primer caso del inspector Lascano preludia una saga muy a tener en cuenta.
No pierdan esta opción de novela negra mezclada con la historia reciente.
El policía descalzo de la Plaza San Martín
Esta es la segunda obra que tiene a Lascano como protagonista. El policía descalzo de la Plaza San Martín. La dictadura ha finalizado y una nueva sociedad parece abrirse camino. Algunos buscan pasar desapercibidos mientras otros tratan de mantener su estatus convirtiendo la sociedad argentina en un hervidero de voluntades contrapuestas. Lascano dado por muerto, reaparece para localizar a su antiguo amor. Acepta la búsqueda de un ladrón de altos vuelos, el topo Miranda, para conseguir el dinero que le permita hallar a su novia.
Lascano tendrá que usar todo su ingenio y todos sus contactos para conseguir algo que se le escapa continuamente. El topo Miranda sufrirá en su bando algo parecido.
Novela negra que va construyéndose sobre la marcha, sin un destino fijo inicial, dejando un agradable sabor de boca final, así como la puerta abierta a la tercera novela.
Los hombres te han hecho mal
Lo que no lograron asesinos y sicarios lo consiguen oscuros burócratas: quitar al “Perro” Lascano de en medio mediante un retiro forzado de la policía. Pero la tranquilidad de la vida civil no es para él: una millonaria lo contrata para encontrar a su nieta perdida. Las pistas lo conducen al submundo de la trata de mujeres para la prostitución. Este ámbito desolado, donde convergen los políticos más corruptos y los más despiadados criminales, pondrá a prueba la sagacidad y el ingenio del personaje que hace de cada caso una cuestión de honor. Esta tercera aventura del Perro Lascano está basada en una profunda investigación realizada por el autor, que pone de manifiesto la amplia red de complicidades que han permitido que la trata de blancas se haya convertido en el segundo negocio ilegal más importante del mundo.
Entrevista:
P.- Tercer caso del comisario Lascano. Te sientes bien con él, en su piel. Me da la impresión que cada vez te pareces más a Lascano.
Yo creo que él se parece cada vez más a mí.
P.- Crimen en el barrio del Once y El policía descalzo de la Plaza San Martín son como un solo libro. No se pierde el hilo argumental. ¿Rompes en este último título con esa continuidad? ¿Qué aporta de especial a la vida de Lascano?
No me parece que la rompa, porque los cuatro temas fundamentales: la locura, la violencia, el poder político y el desamor, siguen estando presentes en esta historia. Lo que se puede ver es cómo van transformándose esos elementos al ritmo de los cambios políticos y sociales.
P.- El inconsciente sabe más que uno mismo. ¿Es por eso que tus novelas son tan profundas y comprometidas, tan viscerales?
Yo trato de escribir siguiendo a mi inconsciente todo lo que puedo, pienso que escribir debe ser un acto mucho menos deliberado y consciente de lo que podría creerse.
P.- Trata de blancas, la corrupción política mezclada con el mundo criminal. ¿Siguen siendo coletazos de la dictadura militar o son más bien, efectos inequívocos de la nueva democracia?
No es que se mezcle la corrupción política con el mundo criminal, son la misma cosa. La violencia no es sólo de las dictaduras, es la expresión de una sociedad, de una cultura que no desaparece con el advenimiento de la democracia. Como dijo Lavoisier: nada se pierde, todo se transforma.
P.- La sociedad, madre de todos los vicios, es protagonista ineludible de tu novela. ¿Qué primas más a la hora de escribir, la crítica social o la trama policíaca?
Yo no hago, o al menos no me propongo, hacer crítica social, pero creo que lo social y lo policiaco están tan íntimamente entrelazados que terminan por ser ambos elementos, parte esencial de la trama.
P.- Maestro de la novela de género, tus libros son perfectos manuales del trabajo bien hecho. ¿Qué opinas de esa nueva novela negra que se está incorporando al panorama literario en la que no hay policías, ni detectives, ni mafias…?
Está el problema de la moda que determina que se lancen muchos autores a hacer novela policíaca o negra. Hay una búsqueda de la originalidad y también mucho ejercicio de estilo. Creo que ninguna de estas opciones tiene la posibilidad de aportar buena literatura, porque no son opciones literarias sino de marketing y la literatura de calidad casi nunca es oportunista. Pero todo esto es teórico y bastante general ya que no conozco todo lo que se publica. El género no es importante, lo importante es el vínculo con los lectores que una pieza literaria pueda crear.
P.- Se sigue notando la influencia del teatro y el cine en tu escritura, sobre todo en los diálogos: vivos, con gran pulso… Y, por lo que veo sigues odiando las típicas acotaciones.
Respecto de las acotaciones de diálogo, diría lo que Humphrey Bogart le dice a Peter Lorre en El Halcón Maltés: “Si me tomara tiempo para pensar en ellas probablemente las despreciaría”.
P.- Como lector de novela negra, estoy acorralado entre los sombríos paisajes escandinavos y la Argentina criminal. ¿Con cual te quedarías tú? ¿Quizás con la novela negra española tan viva los últimos años?
Leer no es un matrimonio, ¿por qué habría de quedarse alguien con una habiendo tantas y tan bellas? Como dijo Milán Kundera, “una novela debe ser como un banquete en el que hay muchos sabores distintos para degustar”, creo que con la literatura debe pasar lo mismo. Es más, la vida debería ser un banquete.
P.- Aparte de novela negra, abarcas también otros géneros. ¿No te has planteado un desdoblamiento tipo Banville/Black para separar a los autores, enfrentados a cada género?
Estoy pensando escribir una novela de amor y firmarla con seudónimo, pero por el momento es sólo una fantasía, sin embargo la fantasía es uno de los materiales esenciales de la literatura.
P.- ¿Qué tal funcionó BAN (Buenos Aires Negra)? ¿Con ganas ya para la siguiente?
BAN!, así, con el signo de admiración, fue un exitazo, tuvimos más de 120 invitados, 28 metros cuadrados de prensa gráfica, infinidad de notas en la tele y radio e innumerable cobertura de blogs e internet en general. Lo mejor de todo fue que tanto los invitados como el público vivieron 7 días de arte, de creatividad, de buen humor y de alegría. Ya comenzando a organizar la próxima.