Los hermanos atracadores más famosos de Suecia tuvieron en jaque durante tres años a las mayores fuerzas de seguridad suecas. Pero ellos tenían un hermano menor, Stephan y es él el que nos cuenta lo que nunca sabemos de los criminales: su día a día, su crianza, sus relaciones interpersonales. En la escritura de esta historia, a Stephan le acompaña Anders Roslund, antiguo reportero sueco, que vivió de cerca este caso. A sus espaldas lleva quince años escribiendo novela negra. De esa colaboración surge “Nosotros contra el mundo”. El Placer de La Lectura ha hablado con ellos.
NOSOTROS CONTRA EL MUNDO
Anders Roslund y Stefan Thunberg
¿Cómo comienza este proyecto y cómo es la experiencia de escribir a cuatro manos?
Thunberg: Hace tres años que comenzamos este proyecto. Nosotros ya nos conocíamos, hará unos ocho o nueve años. Fue en la televisión porque yo trabajaba como guionista allí. Después, coincidimos al compartir agencia. Yo quería contar la historia de mi vida, de mis hermanos. Fue demasiado y sentía que debía contarlo.
Roslund: Llevo 15 años escribiendo. Antes de eso, yo era reportero en la televisión sueca y conocía perfectamente esta historia, la seguía en las noticias, la tenía en mente. Aunque, por ejemplo, no sabíamos que los atracadores eran hermanos. He escrito siete libros. Esta es la historia de tres hermanos y el cuarto es el que lo cuenta, cuenta cómo tratan de arreglar añós de conflictos. Tuvimos que documentarnos bastante. Por otro lado, hubo que reducir en algunos detalles. A ellos los detuvieron pasados tres años y en el libro, hacemos que eso suceda en un año y medio. Fue interesante que los dos contamos las historias de forma muy similar, así que fue sencillo trabajar junto, contando además que él trabajó como guionista. (La historia) Va de atracos y robos, pero fundamentalmente habla sobre el amor y la familia.
¿Qué hacías mientras tus hermanos estaban cometiendo estos atracos?
Thunberg: Yo quería ser artista, pintor. Estaba estudiando Bellas Artes. Mi familia estaba muy unida. Desde muy pequeños se nos enseñó la lealtad y la unión a la familia. De ahí el título, “Nosostros contra el mundo”, nosotros unidos como una piña contra todos, y la piña es sagrada. Nunca, nunca, bajo ningún concepto se podía dejar abandonada. De hecho, recuerdo estar en casa de mi hermano mayor, sentados en el sofá viendo las noticias mientras estaban cubriendo la noticia del último robo que habían hecho. Era natural, muy raro, pero natural.
¿Tuvo tentación de participar en los atracos? ¿Se ha tenido que distanciar Anders de la familia para poder contar esta historia?
Thunberg: Sí, estuve tentando al principio. Después del primer robo, era algo emocionante: la adrenalina, distraer a la polícia… Pero realmente, yo tenía mis pinturas, mis clases y yo no soy así. Hablé con mi hermano y le dije que no iba a participar en el siguiente robo. Me dijo “¡Podías habedme avisado antes! Ahora tendré que rehacer el plan sin ti. (Se ríe)
Roslund: Después de esta historia, considero a Anders como mi hermano y creo que yo soy el quinto hermanos de la familia. (Bromea). Cogimos mucha confianza. Aun así, él (Anders) podía elegir qué preguntas me contestaba y cuáles no. Yo no quería añadirle presión. Él tenía un fuerte dilema en su interior, por la lealtad que le enseñaron desde tan pequeño. Se nota cuando Leo, el hermano mayor planea los robos, pero no le pide a ninguno que se unan. Ellos le siguen de forma voluntaria, tienen confianza ciega en su hermano mayor, que ha hecho de padre. Hay diez años de diferencia entre Leo y el hermano más pequeño. Los ha criado como a hijos: ha cambiado sus pañales, les ha servido el desayuno… Aunque parezca estúpido, es normal que quisieran seguirle. Es un vínculo que yo mismo no he visto en mi vida. Me llevo bien con mi hermana, pero no hay esta unión. El libro habla confianza, quizá retorcida, pero una confianza maravillosa.
¿Qué le enriquece de escribir a cuatro manos? Porque ya lo ha hecho antes.
Roslund: Bueno, salta a la vista porque he elegido a esta pareja para escribir: es guapo y joven. (Burlándose de Anders). Hablando en serio, él disponía de muchísimos conocimientos sobre el caso. Esta colaboración ha sido bien acogida y ha gustado mucho a la crítica, periódicos, editoriales… Ha salido natural. Stephan es guionista y está acostumbrado a trabajar en equipo. También, tienes que tener “feeling” para empatizar con la historia. No puedo escribir con cualquiera, tiene que alguien con quien el proyecto tenga sentido. La novela se centra en la infancia de estos jóvenes, porque compartimos (Anders y él) un padre con una conducta y un comportamiento muy similares. Queremos sacar las raíces de la infancia de esos niños.
¿De qué manera le ha beneficiado distanciarse de la historia?
Thunberg: Para contestarte, te contaré una anécdota. Hace 20 años, la víspera de Navidad, llegué a mi apartamento con mi novia. Al encender la televisión, salta la noticia de un atraco. Durante el día, iban explicando cómo había sucedido, que los atracadores se habían dado a la fuga y habían tenido un accidente, cayendo por un terraplén. Dije “Este es mi hermano”. Había caído una tormenta de nieve y habían logrado escapar. Cada hora, actualizaban la noticia. La policía averiguó que se escondían en una casa de verano familiar. Acudieron al lugar y cercaron toda la casa. Los policías estaban fuera. Por las noticias, me doy cuenta de que mi padre también está ahí escondido, en la casa de verano. Pensé “Algo ha pasado y, por eso, están juntos con mi padre. Están rodeados y los van a matar”. Recuerdo que me fui a la cama pensando que eso iba a acabar fatal. A la mañana siguiente, miré por la ventana y parecía el día de navidad Disney: un día precioso porque había caído una gran tormenta de nieve. Pienso que lo que sucede con mis hermanos es un sueño y salgo a comprar periódico… en los que veo que mis hermanos salen en portada. No era un sueño. Me sorprende que la relación entre mi padre y mis hermanos siempre había sido complicada… ¿Qué pasa en esa casa del bosque, para que recuperen la relación en ese encuentro, rodeados de la policía, al borde de la muerte?. Eso creo que es el latido de la historia, el corazón, la espina dorsal del libro.
Roslund: Hay dos fundamentos sobre los que pivota el relato. Por un lado, la relación padre-hijo. Por otro lado, Stephan no podía escribir dando hechos. Era una novela: había que deconstruir la realidad para poder construir una ficción.
Parece que en los últimos años, ha habido un boom con el relato negro escandinavo, ¿tiene grietas esa sociedad? ¿o no es tan idílica y perfecta como parece?
Roslund
: Tiene muchas grietas. Suecia no es el modelo que era en otro tiempo, aunque actúen como si lo siguiéramos siendo. Tenemos los mismos problemas que los españoles. Ahora mismo, no hay fronteras para el crimen, hablamos de problemas internacionales. Olof Palme, en 1986: mataron al primer ministro y fue porque no pensaban que necesitara escolta. Todo el mundo recuerda ese caso y, a partir de aquello, empezaron a tener un interés especial en el crimen: en cómo funcionaba la justicia, cómo se procesaba al culpable, la condena… Aún está sin resolver. Unos años después, más delitos con La Banda Militar (en la que se basa el libro) a principios de los noventa. Poco a poco, fuimos entendiendo el delito y el crimen como parte de nuestra sociedad.
¿Ha sido doloroso o liberador repasar esta parte de tu vida?
Thunberg: Al principio, todo iba en marcha. Tuvimos que documentarnos mucho. Transcurridos unos ocho, nueve meses, me dio una “pájara”: no podía seguir, tuve que parar. Como decía, me había criado con un fuerte sentido de lealtad a la familia. Este iba a ser el relato de un chivato. Anders tuvo que rescatarme y, poco a poco, lo retomé hasta completarlo.
¿Qué ha sido de tus hermanos? ¿y cómo se han tomado la realización de este libro?
Thunberg: Cumplieron su condena y, ahora mismo, están fuera de prisión. Vuelven a trabajar de la construcción, que era de lo que vivían antes de los crímenes. Respecto al libro, ellos no fueron siguiendo el proceso. Lo conocieron cuando terminamos. Mi hermano mediano me llamó al acabar el libro y me dijo: “Stephan, eres un cabrón, pero me ha encantado el jodido libro”. Me colgó y estuvo 9 meses sin dirigirme la palabra. Ahora sí nos hablamos. (Sonríe). A mi hermano mayor le gustó, pero le costó leer las últimas cien páginas. Tardo en leerlas unos seis días porque no quería recordar cómo les cogía la policía. Me dijo que contaba cosas en el libro que habían sucedido realmente, pero no así. De mi hermano pequeño, no tuve respuesta hasta tres meses después. Comentaba que “entendía que fuera joven, pero que ya no era aquel joven del libro, era otra persona”.
Dreamworks se ha interesado para llevar a cabo la producción de esta novela. ¿Se sabe quién es el director, los actores…? ¿Será Stephan el guionista?
Roslund: Estamos encantados, muy contentos. Al fin y al cabo, es Spielberg y siempre hace ilusión. Otra de mis novelas también ha sido adaptada al cine, “Tres segundos”. Se han tardado más de cinco años en llevar a cabo el proyecto y ahora se está rodando en Brooklyn. Sabemos que con esto hay un camino muy largo. En el caso de este libro, ya se ha comenzado a trabajar con ella. Hay un guionista, no es Stephan, va por la mitad y, de vez en cuando, nos llama para comprobar algunos datos. Debería estar acabado el guión en abril. Lo que sabemos es que se lo están tomando muy en serio, va a quedar muy “hollywoodiense”.