La autora, periodista y escritora residente en Londres, es la responsable del Observer Food Monthly del prestigioso diario británico The Guardian. Licenciada en filología inglesa por la universidad de Leeds, amplió estudios en la universidad de Berkeley y vivió un tiempo en España antes de emprender una corta carrera en el mundo de la publicidad. En la actualidad se dedica sobre todo al periodismo gastronómico. El Atlas comestible es su primer libro.
Mina Holland vive en una de las ciudades con la población inmigrante más variada del mundo entero, algo que le ha permitido entrar en contacto con diferentes cocinas. Si a esto unimos sus viajes por diferentes partes del mundo cuyos recuerdos más destacables son los platos degustados, ya tenemos los dos ingredientes iniciales que dieron lugar a la genial ideal de una obra que es mucho más que una recopilación de recetas.
Convencida de que “la gastronomía es un repertorio de todo lo que tiene de distinto la otra cultura y nos informa mejor que cualquier otra cosa sobre cómo vive la gente”, cuando emprende un viaje Mina siempre tiene un principal objetivo, encontrar la comida más típica del sito al que va y sus mejores ejemplos. Y en este libro comparte con los lectores el fruto de esta labor.
El recorrido nos llevará por diferentes países de Europa como Francia, Italia, Portugal, Alemania, países del Este, Reino Unido o, por supuesto, España. En otros continentes nos esperan comidas más exóticas como las orientales y africanas, para saltar también a América y disfrutar de las recetas de diferentes estados norteamericanos o de países como Perú, Brasil o Argentina. “Cuando comemos, viajamos”, esta es la máxima que sigue la autora, cuyo libro se nos presenta como “un pasaporte para visitar cualquiera de estos sitios y probar sus delicias… ¡y todo desde vuestra propia cocina!”
El Atlas Comestible es un delicioso plato gastronómico plagado de curiosidades, anécdotas y referencias históricas. Un libro de gastronomía, historia y viajes, ¡3 en 1! Antes de abrirlo hay que abrocharse los cinturones y prepararse para viajar desde nuestra cocina, evocando lugares que podemos haber visitado, imaginando otros donde no hemos estado e incluso, el que pueda permitírselo, animándose a conocer otros…