El autor es un periodista austriaco que trabaja actualmente como consultor estratégico y director creativo de una importante agencia de publicidad de Viena. En esta su primera novela refleja la dependencia eléctrica de nuestra sociedad y la vulnerabilidad de los sistemas que recorren todo el continente europeo.
La novela tiene un ritmo trepidante, frenético, desde el accidente de tráfico inicial con el que se encuentra el protagonista, ya no hay tregua, ni para los personas de la novela ni para el lector, que asistirán a una carrera contrarreloj para solucionar un problema que amenaza con sumir al mundo en el caos absoluto.
El protagonista y eje principal de la trama es Piero Manzano, joven analista informático que asiste a un accidente provocado por la avería de un semáforo fruto de un apagón que ha dejado la ciudad de Milán a oscuras. Pero no se encuentran ante un caso aislado, poco a poco, diferentes ciudades italianas van apagándose junto a una serie de países europeos cuyas centrales eléctricas van cayendo una a una como fichas de dominó.
Piero comienza a encajar piezas y llega a la conclusión de que están ante una conspiración internacional, unos saboteadores que están manipulando la red eléctrica. Pero choca con el escepticismo de las autoridades que no escuchan sus teorías hasta que él mismo se convierte en el principal sospechoso. Con la ayuda de su vecino, un anciano viudo cuya hija trabaja en la Unión Europea y puede ser la llave para que Piero sea escuchado, comienza una carrera frenética para encontrar a la joven que se encuentra de viaje en Austria y demostrar su inocencia y salvar al mundo de la anarquía.
Por el camino Piero se irá encontrando con varios personajes que asisten al caos provocado por el apagón desde diferentes países y situaciones. Un ingeniero de una central nuclear, un miembro de la Europol, el encargado de una central eléctrica, una cámara de televisión con espíritu de sabueso, la responsable del gabinete de crisis para emergencias en Alemania, etc. Cada uno de ellos trabaja de forma desesperada por encontrar una solución a un problema que está arrastrando a todo el continente y cuyas consecuencias amenazan con alcanzar a todo el planeta.
Black Out resulta todo un acierto, el autor consigue reflejar de forma realista la dependencia absoluta que tenemos de la electricidad y la tecnología y cómo ningún país está preparado para una eventualidad que nos llevaría al caos y la anarquía. Los transportes, la sanidad, las comunicaciones, la higiene, toda la vida de un país se queda paralizada ante un apagón cuyas consecuencias afectan a todos las capas sociales y van más allá del caos y el terror entre la población, poniendo en peligro también las vidas de millones de personas. Estamos ante una novela que se convierte así en una seria advertencia sobre los puntos débiles de un sistema mucho más frágil de lo que las autoridades creen.