Kinsey y yo, de Sue Grafton (ed. Tusquets, 2014) es una entretenida colección de relatos en los descubrimos nuevas aventuras de Kinsey Millhone, protagonista de la serie El Alfabeto del Crimen, además de un valiente y emotivo ejercicio autobiográfico en el que Grafton retrocede a su problemática infancia y juventud de la mano de Kit Blue, un personaje que resulta una versión más joven de la propia autora.
Los relatos están precedidos por un interesante prólogo en el que la autora realiza un breve análisis sobre los relatos cortos del género, las sutiles diferencias entre el relato criminal, el policíaco y el de intriga, y el proceso de composición de los relatos que encontramos en el libro.
La primera parte de la obra la componen nueve relatos protagonizados por Kinsey Millhone, personaje inmortalizado en la serie el Alfabeto del Crimen, un referente para todos los que quieran disfrutar de una lectura policíaca ligera, entretenida, con una protagonista femenina que trabaja como detective privado, terca, intuitiva y con un peculiar método de investigación. En la introducción la autora nos desvela algunos secretos sobre la creación del personaje, su alter ego literario.
En estos relatos encontramos a la protagonista en su estado puro. Cada uno de ellos tiene una estructura parecida, al comienzo Kinsey se encuentra en su despacho o realizando alguna actividad cotidiana cuando recibe la visita de un cliente o tiene algún encuentro o incidente que da comienzo a una investigación en la que encontraremos desapariciones, secuestros, infidelidades, cadáveres escurridizos, pistas que no cuadran, personajes que no son lo que parecen, ambición, rencores, traiciones, venganzas, etc. En ellos Kinsey pondrá a prueba su intuición, correrá serios peligros y descubrirá que las apariencias engañan. Un cóctel que hará las delicias de los seguidores de la serie y de los aficionados al género.
En la segunda parte encontramos una colección de trece relatos breves en los que la autora intenta ajustar cuentas con su problemático pasado, marcado por el alcoholismo de sus padres. Un período de su vida que califica de caótico y confuso, en el que su búsqueda de redención provocó daños a terceros que han dejado un poso de remordimiento en su corazón, pero también dio como fruto aspectos positivos componiendo un todo, con sus luces y sombras, con sus grandezas y miserias.
En medio de las dos partes, una breve reflexión sobre la evolución del género negro y sus protagonistas, con interesantes conclusiones que defienden que se encuentra más vivo que nunca y que “la novela negra se ha situado una vez más a la vanguardia de la literatura”. Todo junto compone un entretenido libro con un toque emotivo que añade un grado más de interés a la lectura.