Lorenzo Silva (Madrid, 1966) rescata una historia de esas, se la inventa. Lo maravilloso de la literatura es que puede ser verdad, la verosimilitud tan llevada y traída, y con esas armas nos sirve una lúcida y tierna reflexión sobre las guerras.
En Niños feroces (Destino, 2011) nos adentramos en un excelente juego de espejos entre la vejez y el pasado y la juventud y el presente que jalonan, a su pesar, lo que será el futuro. Los protagonistas de esta novela son varios y refuerzan la idea que teníamos del autor madrileño: está viviendo un estado de lucidez estética del que todos salimos muy beneficiados. LEER MÁS
Con elementos de una brillante plasticidad, Silva nos pinta el relato de este hombre con ribetes épicos, con fuertes colores de heroísmo y con fulgores de gloria y desencanto que llevan a los lectores a la emoción.
Pero es también el relato de la construcción de una novela. Los que estén escribiendo una encontraran aquí y allá consejos para documentarse, manías que dejar a un lado y cómo comprometerse con lo que se escribe y con la propia vocación. Para muestra este atinado consejo: “Sed concretos, siempre: detalles concretos, y pertinentes, claro está. La abstracción es la madre de todos los coñazos” (página 26). Ahí queda eso.
Es también un alegato en contra de las guerras, de todas, en las que finalmente el desengaño y la inutilidad de la contienda asaltan a todos los bandos en liza. Pero también están la valentía y el pundonor de los que irremediablemente, los niños feroces, tienen que entrar en la batalla.
Repasa también muchos textos de interés de grandes intelectuales en relación con la guerra. Para mí el que más me llega a la fibra es el testimonio de Jorge Semprún: Nunca creí que mis sentimientos hacia este escritor los conociera Lorenzo Silva, pero la casualidades literarias están allí para hacernos creer en la Literatura como algo más allá de la mera lectura o escritura.
Una muy buena apuesta por unir distintos destinos, por cerrar círculos, por hacer coincidir en una novela a los viejos y a los nuevos, a los que lucharon y a los que ni siquiera se plantean ir al frente. De una emotividad contenida y bien dosificada, Niños feroces les va a llevar al encuentro de un brillante escritor y les dará más de una lección de cómo se hace buena literatura.
Pedro Crenes
Genial, como siempre, Lorenzo Silva. Además, no duda en experimentar con nuevas ideas. Lo último, editar su próximo libro, Los trabajos y los días a través de una plataforma de crowdfunding.