Pocos escritores han vivido y crecido en la opulencia, menos aun son aquellos que la han disfrutado y gozado en todo su esplendor. Describir ese mundo de la riqueza, los negocios, los viajes por placer y su prodigalidad es algo ajeno al mundo literario y, cuando se ha dado, ha servido para denostar dicho proceder tan poco solidario con el resto del mundo. José Luis de Hinojosa nos ofrece con más de sesenta años su opera prima, En los días siguientes, obra en la cual describe de primera mano ese mundillo de la clase alta de este país que viviendo sin agobios ha sabido deleitarse en todo aquello que el dinero puede comprar. Al menos hasta el comienzo de la crisis. LEER MÁS
Precisamente la crisis es el quinto caballo del Apocalipsis que cabalga tras del alterego del autor, Javier Álvarez, empresario de éxito, emprendedor nato, con una convulsa vida matrimonial, dos hijas a las que ama pero a las que no atiende debidamente, enredado en una vida en la cual se gusta a sí mismo demasiado. Cuando un banco americano quiebra llevándose su fortuna y dejándole con las deudas contraídas para aumentarla se da cuenta que los ricos también lloran. Emulando al bíblico Job pierde todo lo material que tiene, su esposa lo repudia y sus amigos resultan ser una nula fuente de consuelo. Atrás quedaron los días de viajes en jet privados a Islandia para pescar salmón, lejos las inversiones en una empresa de aluminio allí, los desembolsos sin medida, los trajes, joyas, coches, fincas, cacerías… Todo perdido.
En ese agujero conoce a una mujer con la cual iniciar una nueva vida en un escalón más bajo. Con ella descubrirá los pequeños placeres de la vida que el dinero no puede pagar. Sin embargo al igual que con Job las pruebas no han terminado.
Alguien puede tachar esta obra como el capricho de un rico entrado en años para cumplir con las tres obras perdurables de antaño, entre ellas escribir un libro, sin embargo lo cierto que es que Hinojosa sale airoso del desafío. Presenta desde dentro el disfrute de la riqueza, algo que ha vivido durante décadas en piel propia, detalla sensaciones, expectativas y anhelos que los simples mortales, escritores incluidos, solo han podido imaginar o disfrutar por un tiempo limitado. Y lo hace con un exquisito uso del lenguaje, en muchas ocasiones poético, terso, que contrasta con la voracidad del mundo reflejado.
Viaje de descubrimiento personal del personaje y del autor que seguramente no dejará insatisfecho a ningún lector con mentalidad.