Silencio (ed. Alianza, 2011) es una novela policíaca del autor holandés Gauke Andriesse, protagonizada por el detective Jager Havix, que tendrá que enfrentarse a dos casos que le harán sumergirse en mundos completamente diferentes, las redes de prostitución y las altas esferas del mundo del arte, aunque con algo en común, una repugnante inmoralidad. El autor holandes es un economista especializado en microcréditos cuyo trabajo le ha llevado por América Latina, África y ahora Asia. Gracias a sus personajes el neerlandés ha obtenido el premio De Gouden STrop 2011 al mejor autor holandés de novela negra y se caracteriza por un fuerte compromiso social, plasmado en los aspectos críticos de sus novelas. En esta ocasión se basa en hechos reales para dibujarnos un cuadro lleno de hipocresía y corrupción, bajo una aparente capa de legalidad. LEER MÁS
Jager, detective especializado en la búsqueda de objetos preciosos desaparecidos, se encontrará inmerso en dos investigaciones casi de forma accidental. Por una parte, la policía holandesa descubre el cuerpo de un vagabundo, muerte en extrañas circunstancias y entre cuyas pertenencias encuentran un óleo desconocido del pintor Edgar Fernhout. Luz Daalhoff, que se encuentra completando su formación como agente de policía, se tomará el caso muy en serio y comenzará una investigación personal para la que solicitará la ayuda de Jager. Luz, una joven instintiva, tenaz y persistente, tendrá que remontarse a los años de la Segunda Guerra Mundial, con los nazis como protagonistas.
Al mismo tiempo, convencido por una amiga, investigará la desaparición de una joven eslovaca. La investigación le llevará en esta ocasión a los bajos fondos de Holanda, con el Barrio Rojo de Amsterdam como protagonista, para mostrarnos un lugar que “tras una fachada de legalización, regulación y control de la policía y el Ayuntamiento, eso es una jungla. No es la divertida zona de sexo y la pintoresca atracción turística por la que muchos lo tienen”.
La novela nos muestra cómo la legalización de la prostitución en Holanda el año 2000 no ha terminado con los abusos y las redes de prostitución, siendo muy difícil para la policía luchar contra las mafias que aparecen bajo un manto de legalidad.
Jager, un detective melancólico, descreído, que añora a su mujer fallecida años antes, se verá empujado por las dos mujeres protagonistas a sendas investigaciones que se irán complicando cada vez más y que le situarán ante situaciones en la que su vida correrá serio peligro.
Silencio tiene un ritmo ágil, sin rellenos, el autor no se detiene en detalles superfluos que puedan interrumpir el desarrollo de la historia. Las piezas del puzle irán encajando hasta un final que culmina con acierto la trama policial.