En un principio una buena novela negra debería cumplir con, por lo menos, dos premisas para ser catalogada como tal. Primero ha de ser capaz de atrapar al lector en lo relativo a la trama que propone, y por otro lado, abordar, de la manera que crea más adecuada, un análisis de cierto calado ya sea de unos personajes o de su contexto social, o incluso de ambos. De antemano hay que decir que “Un territorio oscuro” cumple con sobresaliente el primer objetivo y de una manera algo menos brillante, pero solvente, el segundo. LEER MÁS
Perteneciente a una generación (cuanto menos en cuestión geográfica y de tiempo) de escritores escoceses dedicados a la intriga y que incluye a nombres como John Connolly, Philip Kerr o Ian Rankin, en su nueva novela encontramos un alto componente biográfico, sobre todo por la ubicación en la que se ambienta una de las tramas principales y conductora de las demás, una pequeña zona minera en la que la propia autora vivió su infancia.
Es precisamente esa localidad el epicentro del caso que se le presenta a la investigadora Karen Pirie. Se trata de una desaparición sucedida en el contexto de las huelgas mineras durante los años 80 y que ahora se reabre. Cosa que sucederá también con el asesinato cometido en el intercambio de un secuestro en el que está involucrada una joven y su hijo, pertenecientes a una familia adinerada y del que aparecen nuevas pruebas, encontradas por una periodista, también pilar importante de la novela. Ambos casos irán confluyendo por medio de una serie de giros e inesperadas tramas que quizás el lector más avezado en este tipo de narraciones pueda intuir la resolución.
La trama policíaca esconde una reflexión sobre la importancia del pasado y las consecuencias que el descubrimiento de éste puede tener en múltiples ámbitos de la actualidad. Ya sea explicando los acontecimientos o comportamientos que suceden en el presente o sacando a la luz descubrimientos que ponen en entredicho la “versión oficial” de las cosas, y no solo en lo relativo a las investigaciones. Llama por ejemplo la atención el continuo desprecio que muchos de los personajes tienen por la policía y que es debido tanto a su actuación pretérita, con las huelgas mineras, como hoy en día, mención explícita a los acontecimientos de las cumbres antiglobalización.
Otro elemento reseñable es, habitual en la autora escocesa, la importancia que le da a el “papel femenino” en la historia. Aquí aparece personalizado de muy diferentes maneras (desde la hija asesinada hasta la periodista que investiga uno de los casos), pero todas ellas guardan relación a la hora de ser presentadas como mujeres emprendedoras y decididas, con sus luces y sombras, pero a la vez sometidas por diferentes presiones, que abarcan desde las sociales hasta las físicas o laborales.
McDermid fiel a su estilo da forma a una narración sólida, perfectamente estructurada, consiguiendo que, pese a los requiebros que sufre la historia, nunca se haga difícil seguirla, cosa también aplicable a la recreación que hace, nada edulcorada, de lo que supuso en una comunidad las duras condiciones de vida durante las protestas de los trabajadores. Todo bajo un lenguaje claro y vivaz y rehuyendo en todo momento a cualquier floritura verbal. Características todas ellas consecuencia posiblemente de la profesión de periodista que ha desempeñado la escocesa.
Todo ello hace de “Un territorio oscuro” una novela negra de esas llamadas a atraer la atención del lector irremediablemente pero en la que además nos encontramos con una recreación socio-política de un episodio concreto de la historia inglesa y una galería de personajes bastante bien perfilados.
Kepa Arbizu
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