Elogio de la infidelidad – Daniel Tubau

«Voy a hablar de muchas cosas, porque no puedo evitarlo: es parte de mi carácter y de mi estilo: me gusta saltar de un tema a otro, ir de aquí para allá, perderme en digresiones y nadar en citas eruditas al estilo antiguo (es decir, con sentido, no con adorno» (pág. 15). Esto declara Daniel Tubau en su reciente ensayo Elogio de la infidelidad que nos presenta la editorial Evohé. Un libro concebido para hacer meditar y recapacitar —también para convencer— al lector. Para dar que pensar, para dar de qué hablar, e incluso ¿por qué no? también para provocar. Un texto que no provoque, que no excite, que no conmueva ideas y creencias, no es un texto vivo. LEER MÁS


El ensayo no es un género literario muy frecuentado en España. Ni por autores ni por lectores. Una lástima. Y todavía menos el ensayo filosófico. Si consultamos la lista de los libros más vendidos en nuestro país nos topamos, para empezar, con una clasificación, cuando menos, caprichosa: «Ficción» y «No Ficción». La novela —la narrativa, en general— definida en positivo. El ensayo, en negativo. ¿Qué es el ensayo? Lo que no es ficción. Una pena.
Y todo esto resulta especialmente chocante puesto que España ha sido, incluso desde antes de su nacimiento como nación moderna, una tierra pródiga en grandes ensayistas. Pensemos, por ejemplo, en Séneca o Marcial, en la Hispania romana. Luego vendrían Balmes, Gracián, Feijoo, Jovellanos, Larra, Unamuno, Azorín, Madariaga, Marañón, Ortega y Gasset, Camba, de Foxá, Pla.
Escribir ensayos es propio de personas valientes. Sobre todo, en nuestros días. Pues valiente es escribir en primera persona, sin ocultamientos, sin máscaras, diciendo lo que se piensa, sin disfraz. Sin darle la palabra al personaje inventado, para así hablar uno a través de otro. Como ocurre en la novela o en el teatro. Sin ditirambos ni licencias poéticas. «Yo estoy presente en cada uno de mis párrafos, con el timbre de mi voz, gesticulando, y, si se pone el dedo sobre cualquiera de mis páginas, se siente el latido de mi corazón.» Esto afirmaba Ortega y Gasset, maestro de ensayistas.
Los ensayos, además de valientes, pueden ser más o menos elegantes en el estilo, más o menos espontáneos, con mayor o menor sentido del humor, más o menos ligeros. Más o menos atrevidos. ¿Y qué? ¿No proclamó nada menos que Kant aquella sentencia célebre que hizo historia: ¡Atrévete a pensar! (Sapere aude)? Por tanto, en el género del pensamiento en palabras cabe el estudio de investigación o análisis, pero también el aforismo, el panfleto, la diatriba (término de pura raigambre latina, y aun griega), la sátira, el epigrama.
En el Elogio de la infidelidad, Daniel Tubau no hace un elogio de la locura, sino del individualismo y el hedonismo. Analiza la fidelidad desde distintos ángulos, aunque quizás se concentre demasiado en la relación amorosa, cuando el concepto de fidelidad, en mi opinión, es mucho más amplio e implica otros como el de la responsabilidad moral, el aspecto económico y jurídico (que también son relaciones humanas), el pedagógico (¿es esto lo que hemos de enseñar a nuestros hijos?) que se soslayan.
He aquí, sin embargo, una arenga contra las convenciones sociales y la moral reprimida, contra la sinrazón de la rutina existencial y la pereza mental, contra «el discurso de las promesas, los contratos, los pactos y las obligaciones» (pág. 43). Un alegato libre, diría mejor libertario, a favor de la fidelidad consigo mismo, frente a la impuesta y común. Porque, atención a esto, no es verdaderamente fiel todo el que presume de serlo. «La fidelidad es un concepto engañoso, que parece referirse a una virtud, pero que es en realidad una idea descaradamente utilitaria, empleada para fines más bien vergonzosos, para imponer a los demás y a uno mismo un comportamiento que lleva a la hipocresía, la autorrepresión, la obediencia o la insensibilidad.» (pág. 89)
Ensayo escrito con apasionamiento, acaso con excesiva rotundidad, sin concesiones ni miramientos, aunque quizás muchos de los asertos queden en el aire, lanzados como una vela al viento. Cínico, en el sentido clásico del término. Un «directo» al hígado de la conciencia moral…para el que disponga de ella, obviamente. Un discurso simple, llano, que no se muerde la lengua, destinado a generar polémica y discusión. A destacar, por otra parte, la bellísima y atractiva portada.

Periodista, escritor, guionista de TV y cine, Daniel Tubau es un todoterreno, culturalmente hablando. Cuenta con más de veinte años de experiencia como guionista y director en decenas de programas y series de televisión en España y Argentina. También ha trabajado en el Departamento de Proyectos de la productora Globo Media, ha sido vocal de la Comisión de Películas del Ministerio de Cultura, colaborador del MediaLab de Madrid, periodista y escritor. Actualmente trabaja como guionista freelance e imparte cursos y masters para guionistas en el Instituto de RTVE, Ondas Escolares y Universitarias, la Universidad Juan Carlos I o la productora Globo Media.

Ariodante

FICHA DEL LIBRO

Título: Elogio de la infidelidad | Autor: Daniel Tubau| Editorial:Evohé| Páginas: 75 | Precio : 9,70€ |
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