De hecho el título de su anterior novela publicada por 451 Editores La región inmóvil define a la perfección el condado de Grouse.
Tres personajes soportan el esqueleto de la inexistente trama, el sheriff Dan Norman, su nueva mujer Louise y el ex de ella Tiny, un sin oficio conocido que malvive entre empleos de baja monta y delincuencia. La acción orbita sobre ellos, pero como muy bien demuestra la relación de personajes con casi setenta miembros activos se trata de una novela coral que teje una telaraña que relaciona a unos con otros tanto en el presente como en el futuro.
Queremos destacar dos de los aciertos de Drury en su composición. El primero es el tempo de la narración, lento, acompasado, pero constante, que obliga al lector amante de las emociones fuertes o de las intrigas a tranquilizarse. Parece que no sucede nada, pero realmente la vida y sus efectos en las personas que la usan van construyendo sus personalidades, trazando con sus decisiones el destino y haciendo que lleguemos a sentirnos tan a su lado como si viviéramos en el condado.
El segundo es la aparente simplicidad minimalista de su escritura. Drury no se complica con descripción ampulosas, ni con diálogos veteados de detalles, no, cuenta lo que ven sus protagonistas que actúan más que reflexionan, sin juzgarles ni reflexionar sobre sus actos. Todo fluye ordenadamente sin traumas ni intrigas, donde un embarazo o un coche averiado en una cuneta mientras nieva son los acontecimientos más destacados. Conseguir engancharnos con esas dos armas tan sencillas demuestra que Drury es un escritor con mucho oficio, con una capacidad de observación impresionante y un arte de narrar que sólo se consigue con una madurez y una bibliografía que no corresponde con la suya.
Disfruten calmadamente de nuestro libro del mes y vean que otra literatura magistral es posible.
Pepe Rodríguez