Uno de los mejores ejemplos de su peculiar estilo es El asiento del conductor, la extraña historia de una muerte anunciada pese a la cual el lector se encuentra totalmente a oscuras hasta la última escena. Lise es una mujer escandinava ligeramente engreída rozando el excentricismo. Aparentemente es algo daltónica, pero los años setenta en general lo fueron. Sus vacaciones meridionales en busca de su pareja perfecta están aderezadas por sus frecuentes manías, incesantes cambios de humor y bipolaridad, sumados a su múltiple personalidad. Los secundarios del argumento contribuyen a crear una seria sensación de confusión, cuyo único final, la muerte de Lise, esta avisada desde el principio.
El lector se pregunta cómo hará la Spark para llevar a su personaje hasta la tumba en medio de tanto maremagno, pero no es necesario dudar, el oficio de la escocesa es brutal así que tras unos giros, escorzos y piruetas nos sitúa en la recta final, que por extensión nos hace recorrer de nuevo el camino hasta allí para entenderlo completamente.
Seguro que Miss Jardine, la joven secretaria y amiga que convivió con ella en la Toscana cuando se retiró del imperio británico, dudaría más que nosotros a medida que la anciana dama le dictaba el final de este libro.
Delicioso juego de espejos en el que no sabemos quién es quién, ni siquiera sabemos si nos están tomando el pelo o no, pero que redondeado por un final sin fisuras demuestra el buen hacer de una escritora fantástica ahora recuperada por Contraseña Editorial.
Marc Canela