Quinientas páginas dan para mucho. Si además se ha sido testigo de los grandes acontecimientos del siglo pasado, quinientas páginas pueden saber a poco. ClaudeLanzmann es un voz excepcional: reconocido cineasta e intelectual francés nacido en 1925, su vida ha rozado de cerca la Historia, pues fue partisano contra el nazismo antes incluso de cumplir la mayoría de edad, participó activamente en la Resistencia y se convirtió en amante de Simone de Beauvoir, así como director de la revista literaria «Les TempsModernes», que dirige todavía hoy. LEER MÁS
En estas memorias se evocan los acontecimientos más conocidos y relevantes, como la producción del documental Shoah (testimonio único y sin precedentes del genocidio judío, al que dedicó una década de su vida) o el encuentro con Sartre y Beauvoir; los recuerdos de una familia atípica y la relación con su hermana, la actriz Evelyne Rey, que se suicidó por desamor tras un intenso idilio (y su correspondiente traición) con Deleuze; el relato de los momentos críticos de la Ocupación y de los combates de la Resistencia… Trata el tema del valor frente a la cobardía, reflexiona sobre la moral, analiza su relación con Sartre, siempre difícil: se alejarán definitivamente durante los años setenta, cuando este último justifica el terrorismo tras el atentado contra atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972. Y es que, pese a declararse ateo, la toma de conciencia de Lanzmann con su condición de judío se manifiesta claramente cuando, durante la guerra, sellaron su tarjeta de identidad con esta palabra. El antisemitismo se convierte en una batalla personal, dando pie a su obra magna Shoah.
No obstante, este libro nos va a desvelar muchas más cosas: por ejemplo, que al director del magistral documental y testimonio humano en torno al Holocausto le gustan las liebres, animalillos nerviosos y ligeros que lograban escapar de los campos de concentración colándose por debajo de la alambrada. Que, marcado a fuego por los tiempos que le tocaron vivir, considera su arte indisociable de la comprensión de los modos de administración de la muerte (el libro incluye una larga reflexión en torno a la muerte como motor, paradójico, de su existencia). La escritura de Lanzmann, pese a relatar acontecimientos impregnados de tragedia, es extremadamente pura. En definitiva, La liebre de la Patagonia repasa toda la libertad y el horror del siglo XX con una vitalidad y una pasión poco comunes.