Henry James contribuyó con su amistad a que la pasión de la literatura de ambos fructificase plenamente, lo cual ocasionó la predisposición masculina a colocar en la segunda fila a la escritora haciéndola parecer un mero títere de James. Sus esfuerzos por separar ambas trayectorias consiguieron que finalmente y tras décadas de intenso trabajo literario su genio creador fuera reconocido.
Notoria y variada autora de relatos, novelas, cuentos góticos, libros de viajes, incluyendo un ensayo sobre la escritura (lo publicará en breve Páginas de Espuma) se mostró como una perspicaz diseccionadora de las alta sociedades neoyorquina y parisina a las cuales retrató con agudeza y sinceridad fundamentalmente de puertas para dentro.
Precisamente sobre los problemas e inquietudes sociales versan los relatos de esta obra publicada por Paréntesis y muy bien traducida por parte de Lale González–Cotta. Unos textos son más dramáticos que otros como el que encabeza la obra, otros con tintes cómicos evidentes como Los otros dos, algunos con resoluciones ingeniosas como El mejor hombre y sumen y sigan con más y más obras hasta completar la decena.
La originalidad de sus temas es su mejor baza. Casi ningún relato se parece a otro, ni sus personajes guardan relación directa entre sí. Sin embargo, Wharton aporta todo su ingenio a cada uno para que brillen individualmente. Sus obras empiezan en medio del problema, son fáciles de seguir, resultan ingeniosas y chocantes y para colmo son tan cercanas que rebosan sentimientos humanos.
Aprovechen esta nueva oportunidad de leer buena literatura de forma pausada, cómoda, divertida y además con la posibilidad de conocer ese mundo de las apariencias ya desaparecido.
Pepe Rodríguez