Todavía por parte de muchos biógrafos existe un cierto prejuicio que minusvalora u obvia la influencia de los gustos cinematográficos en la producción de un creador. Si la familia o las amistades de un genio de la literatura o las artes plásticas, las lecturas realizadas, los viajes llevados a cabo, aportan importante información acerca del personaje a estudiar, ofreciendo vías de investigación que nos hablan de su personalidad, sensibilidad y entendimiento, ¿por qué no rastrear la afición cinematográfica de celebridades como Kafka? Esta tarea es la que emprende Zischler en su libro: un ensayo, a medio camino entre la biografía, la historia social y la crítica literaria y cinematográfica, que bucea, especialmente, en los diarios de Kafka la referencia de las películas que más le impactaron. Nos informamos, entonces, de la asistencia al cine de Kafka, no sólo en Praga sino también durante sus viajes Munich, Milán o París, en compañía de su amigo Max Brod, así como de las salas y los asistentes a las mismas en aquellas fechas. Tras la sesión cinematográfica, ahora ante el papel, Kafka proyecta en las cartas a Felice Bauer los filmes visionados. Reproduzco una cita de Brod hablando de la cinefilia de su amigo: «Adoraba las primeras películas que aparecían por aquel entonces. Le gustaba especialmente una que en checo se titulaba Táta Dlouhán, que podría traducirse por “padre zanquilargo”. Arrastró a sus hermanas a verla, luego a mí, siempre lleno de entusiasmo, y durante horas no había manera de hacerle hablar de otra cosa que no fuera de esta magnífica película».
El libro, breve y de tamaño bolsillo, ofrece, no obstante, un testimonio y una recreación muy valiosos de un autor y una época memorables, junto a una generosa colección de fotografías e ilustraciones referidas al asunto, rigurosamente listadas todas ellas en apéndices al final del volumen, así como una relación de la filmografía mencionada. Una edición, en suma, impecable.
Ariodante
Septiembre 2010
Ficha del Libro
Muy curioso