El monumento – Tim Behrens

Tim Behrens (Londres, 1937), artista y escritor británico, realiza estudios de artes plásticas en la prestigiosa Slade School, siendo alumno de Lucien Freud. Más tarde deja Inglaterra –sempiterna obsesión de los británicos por los climas cálidos- para vivir en la Toscana y, más tarde, en España; primero en el sur y después, definitivamente, en Galicia. Es autor de varios libros de poemas y de tres novelas.
El monumento —que reconstruye la vida de su hermano Justin— fue publicada en Inglaterra en 1988 y pronto se convirtió en una obra de culto. Justin Behrens, su hermano menor, pone fin a su existencia en un perdido lugar del Sudán en 1982, siguiendo la trayectoria de su mujer, Ursula, cuyo suicidio le precedió en un año. (leer más)

Según el propio autor, El monumento es la historia de una mujer en fuga, una mujer que huye de sus ascendientes, de sus recuerdos, de cualquier sitio donde hubiera estado antes, y, finalmente, de su amor y de su propio mundo. La turbulenta y emotiva historia de amor entre ambos, su continuo vagar viajero y su particularísima visión de la vida, así como los textos escritos por ambos a lo largo de su convivencia, decidieron a Tim Behrens a escribir esta historia, a veces muy emotiva, a veces desconcertante, a veces incomprensible.
Lo que hace el autor de este libro es recabar diversas opiniones de amigos y parientes, aunándolas con textos de Justin y de Ursula e hilvanarlos para presentar los hechos del modo más comprensible. Uno de los textos es Estilo, una especie de novela autobiográfica de Justin, escrita no por afán literario sino más bien por necesidad vital de exorcizar demonios. El otro, que ocupa la parte central del libro, son los diarios de Ursula, intercalados de explicaciones aclaratorias del autor, destacando el tono, las ausencias o presencias de determinados temas en los diarios. Asimismo, se incluyen algunos trozos de un relato de Ursula, titulado El monumento, de donde procede el nombre de este libro. Es decir, estamos no ante una biografía al uso, sino ante un conjunto de textos biográficos con los que Tim Behrens intenta contar -y, probablemente explicarse a sí mismo- la incomprensible pero profunda historia de amor vivida por su jovencísimo hermano y una mujer, Ursula, diez años mayor que él y cuyo desarraigo, su atracción por el peligro, por el continuo movimiento/huida y finalmente por la muerte, es compensada durante años con el vitalismo de Justin, pero finalmente el hilo se corta y es inevitable la muerte. “Uno debería dejar la vida, según Montaigne, igual que se levanta de la mesa, sin haber saciado del todo el apetito.Eso, por supuesto, implica una elección del momento en que se debe dejarla.” (Diarios, Nysi, 1974)
La obra se estructura con una primera parte donde Tim nos cuenta, por una parte, la biografía de Ursula y por otra, la de su hermano Justin, once años menor que él, y con el que no llegó a tener verdadera relación por pertenecer a generaciones diferentes. Poco a poco nos lleva al momento en que ambas vidas confluyen: un inquieto Justin de dieciséis años, aunque bastante maduro para su edad, y Ursula con diez más y un matrimonio aparentemente estable, y un pasado turbulento: nacida en el 38 en Budapest, relación inquietante con su padre, madre ausente, educada primero con institutrices y en libertad, devorando lecturas de todo tipo desde muy niña, dominando varios idiomas y una cultura autodidacta vastísima (Ursula devora bibliotecas) marcha a vivir con unos tíos y finalmente a un internado, cuya experiencia resulta demoledora; en 1956, en plena revolución, escapa de la Hungría comunista literalmente por piernas, corriendo por la nieve hacia la frontera con Austria. Recala en Inglaterra con 18 años, estudia Arte, que su pasión y su refugio – el leit motiv de su vida- y entra en contacto con el mundo artístico de la mano de Anthony Blunt, Max Steiner y Bruce Chatwin, un personaje que tiene muchas similitudes con Ursula, por su obsesión viajera, su vida solitaria y su amor al arte. Se casa con Kenelm, que también se mueve dentro del mismo ambiente, con un empleo en Sotheby’s y una vida social de un nivel social aceptable. Viven, por un tiempo, aparentemente felices y compenetrados. Kenelm es amigo de los padres de Behrens, y por medio de ellos conocen a Justin. Viajan juntos y surge la chispa.
A partir de ahí comienza una carrera contrarreloj hacia la muerte. Viajeros compulsivos, apátridas, encerrados en sí mismos, su historia común recuerda en parte a la vivida por Paul y Jane Bowles, reflejada en El cielo protector, o en Memorias de un nómada. Con una gran diferencia: mientras Bowles y su mujer convivían prácticamente como hermanos, dadas sus respectivas tendencias sexuales, Justin y Ursula se aman física, apasionadamente, y descubren niveles insospechados en su sexualidad. También hay un eco de la pareja reflejada en El paciente inglés. Justin y Ursula se aman a lo largo de su recorrido constante: Marruecos, el Sáhara, África Central, Sudan, Irán, India, Sudeste asiático, Sudamérica, México…y por supuesto, el Mediterráneo: Roma y Grecia. En el Peloponeso compran un terreno apartado y extremadamente aislado, donde construyen su nido de amor. Es lo único permanente que tienen, y un pequeño apartamento en Roma, un pied-à-terre para sus distintas partidas. En su casita griega pasan algunas temporadas al año, allí viven como náufragos, leyendo, escribiendo, pintando, pescando y amándose desesperada, febrilmente. Cita del diario de Ursula, en septiembre de 1972, en Nysi, (Grecia): “Nadamos en un estado de salvaje euforia, persiguiéndonos lo Spies como si fueran peces, agarrando la solidez del otro. Siento las cosas con tanta intensidad y veo las cosas con tanta claridad, que me pregunto si no es que estaré a punto de morir”.Un año antes, allí mismo: “Me siento más completamente a gusto de lo que jamás me he sentido. Me gustaría beberme el mar.”
Un común denominador de sus viajes es siempre el clima: procedentes de climas fríos, buscan el calor, el calor abrasador del sur, la luminosidad del desierto, los brillantes coloridos africanos, la calidez de la gente que los acoge con los brazos abiertos y sin preguntas, la vida primitiva, sin complicaciones, sin comodidades, al desnudo. “Cuanto más lejos, mejor. Cuanto más extraño es el paisaje mas se alivia el corazón. Sin responsabilidades, sin ligaduras, sin pertenencias. El secreto deleite de no tener identidad; el extranjero, el viajero, sin unas señas fijas”. (Diarios, Isfahan, 1969)
De qué viven, podríamos preguntarnos, a qué se dedican, además de viajar y amarse. Corren los años sesenta y setenta. Se puede viajar y vivir –por los países que eligen ellos- por muy podo dinero, y además cada uno tiene una pequeña renta (ella por su divorcio y él por una herencia familiar) y no les preocupa nada más: no participan del modo de vida habitual, no consumen, no les interesa la vida social, están al margen de todo. Un modo de vida bohemio, casi hippy, diríamos, aunque ellos no participan de la ideología hippy, que coincide precisamente por esas décadas. La vida hippy es gregaria y ellos no lo son, ellos se tienen el uno al otro, ella en su constante desvarío hacia la muerte y él en su constante contrapunto hacia la vida. Ella vive porque vive él. “Él es mi única ancla, y todo lo demás, incluida yo misma, una ilusión.”(Diarios, Nysi, 1975) Pero en sus diarios advertimos que la muerte la llama como una atracción fatal, que ella va posponiendo hasta que no puede más y se deja llevar. Él trata de arrastrarla hacia la vida, pero llegado un punto encuentra el límite.
Tim, el hermano mayor, trata durante el año que separa una muerte de otra, de atraer a su hermano hacia la vida, de comprenderle y de implicarle para seguir viviendo, sin éxito. Y quizás el remordimiento o la sensación de fracaso le lleva a tratar de hacer un homenaje póstumo a esa pareja que tan profundamente se entregó al amor que no quiso vivir separada. Algo para lo que se requiere un temple muy especial. Unos textos a veces desgarrados, estremecedores, a veces deliciosos, con un atractivo algo mórbido y frágil, como las hierbas silvestres.

Ariodante. Julio 2010

SINOPSIS

En 1982 llegó a Londres la noticia de la muerte en Sudán de Justin Behrens: seguía el camino de su mujer, Ursula, que había muerto en el mismo lugar hacía apenas un año. Se trataba de la escena final de una historia de amor sobrecogedora que había comenzado diecisiete años antes con el escandaloso matrimonio de un chico adolescente con una bella aristócrata húngara, diez años mayor y que se había divorciado para poder casarse con él. Tras abandonar Inglaterra se instalaron en Roma —con un “pied de terre” en el Peloponeso— y dedicaron sus vidas a un amor obsesivo y sofisticado. Sus constantes viajes por Sudamérica, Asia y África, sus intensas lecturas, su amor por la música y, sobre todo, su trágico final, hicieron de su propia existencia un monumento. T. Behrens —hermano de Justin— reconstruye en este libro esa emotiva y turbadora historia.

Ficha del Libro

Título: El monumento| Autor: Tim Behrens | Editorial: Ediciones del Viento | Páginas: 304 | Precio : 20€ |

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