Roma – Nikolai Gogol

Nikolai Vasilievich Gogol (Soróchintsi, Ucrania 1809- Moscú, 1852), escritor, novelista, y dramaturgo, nació en el seno de una familia de la baja nobleza rutena. En San Petersburgo ejerció como administrativo, aunque estudió Historia en la Universidad. En 1828 desarrolló una gran amistad con Pushkin. (leer más)


A diferencia de éste, que no salió nunca de Rusia, Gogol estuvo varios años viviendo por Europa (Italia, Alemania, Suiza y Francia), época en la que escribió Roma. Su muerte tuvo lugar en un estado de enloquecimiento y quebrantamiento físico.

Roma es un texto inacabado. Más que una novela, es una especie de reflexión interior, pero, sobre todo, es una mirada poética y emocionada sobre la ciudad eterna, mirada que consigue traspasarnos su emoción. Recordamos a Stendhal, cuyos paseos por la ciudad también nos transmiten ese efluvio que Roma esparce sobre sus visitantes, que les enamora. Los que hemos tenido el placer y la suerte de conocer Roma con calma podemos entender muy bien esos sentimientos, porque hoy, a pesar de los cambios, siguen siendo los mismos. La estancia romana de Gógol se produjo entre 1838 y 1842, residiendo en el 125 de la Via Sistina. Calle en la que vivieron también Hans Christian Andersen y Piranesi, el genial grabador. Y muy cerca de la Via del Corso, donde el gran Goethe tuvo su residencia, hoy Casa-Museo. ¡Cuánto ha atraído Roma a los escritores y artistas! Pero, ¿Qué queda de la Roma de Gógol? Según Martín Casariego, en un interesante artículo publicado en Letras Libres, si se abandona una de sus arterias, se puede entrar en un mundo pequeño, recoleto, en el que quizá las amas de casa hablen a voces de una ventana a otra… Y, sobre todo, aunque ya no apeste a pescado, se sigue viendo surgir a cada paso “un arco ennegrecido, una cornisa de mármol incrustada en un muro, una columna de pórfido oscurecida, un frontón en medio de un apestoso mercado de pescado o todo un pórtico frente a una iglesia nueva” Desde el Gianícolo, donde todavía no se había erigido el monumento a Garibaldi, el luminoso cúmulo de casas, iglesias y cúpulas, de fachadas, techos, estatuas, terrazas y galerías, le sobrecoge: “¡Dios, qué vista! El príncipe, rodeado de ese paisaje, se olvidó de sí mismo, de la belleza de Annunziata, del misterioso destino de su pueblo y de todo lo que hay en el mundo.” Y así acaba Roma.
Realmente en la Roma que podemos sentir paseando hoy en día por sus callejuelas, muchas en estado de decrepitud, siempre hay un detalle que aflora del pasado, como bien resalta Gógol. Un trozo de capitel, restos de un mosaico, una vieja pintura en una iglesia olvidada. Dejando de lado los grandes monumentos, El Coliseo, el Foro, las inmensas Termas de Caracalla…El primer encuentro con la Fontana de Trevi siempre me recordará a la expresión de asombro que puso Anita Ekberg en La Dolce Vita. Porque es la mejor manera de encontrarse con la Fontana: a solas y de noche. Como descubrir la iglesita de Sta. María de la Navella, vacía y solitaria, con sus frescos dorados. O mirar hacia el interior de la cúpula del Gesú, cuyos frescos dejan traspuesto al observador por su magnificencia. La vista desde el mirador de Santa Sabina, por ejemplo, desde el Pincio, o desde el Gianícolo que cita el autor ruso; la emoción que sentimos es exactamente la misma que debió sentir él, o Stendhal, o Goethe. Pero ellos la expresaron mucho mejor. Nosotros nos quedamos sin palabras.

Ariodante
Mayo 2010

SINOPSIS

La bellísima Annunziata deslumbra a un joven príncipe romano. Todo parece indicar que se trata del comienzo de una historia de amor, hasta que se cae en la cuenta de que la verdadera protagonista de este relato es la Ciudad Eterna. Cuando en 1842 se publicó por primera vez en la revista Moskvitianin, apareció con el subtítulo «fragmento» debido a lo inconcluso de la trama, pero el tema central está ampliamente desarrollado. Gógol ve a la Roma del siglo XIX como un antídoto contra los valores efímeros de la modernidad. Las sugerentes descripciones y las finísimas observaciones que dan fe de su pasión por esta ciudad alcanzan su apogeo cuando la espléndida vista desde lo alto del Gianicolo lleva al príncipe a olvidarse «de sí mismo, de la belleza de Annunziata, del misterioso destino de su pueblo y de todo lo que hay en el mundo».

Ficha del Libro

Título: Roma | Autor: Nikolai Gogol | Editorial: Minúscula | Páginas 96 | Precio 7€