¿Por qué esta historia? Muy sencillo, verán, pues resulta que según el propio autor de la Novela que hoy reseñamos, antes de comenzar a redactar el manuscrito necesitó una potente labor de documentación que le obligó a viajar en varias ocasiones a la capital del Plata. ¡Sólo en el primer viaje regresó a su país con mil páginas de apuntes!. Si tal fue su investigación es evidente que el Sr. Nathan Englander conoce que aquel 30 de abril del 77 no hubo solo 14 mujeres anónimas, sino que es relativamente sencillo hallar el nombre, apellidos y demás datos personales de 13 de ellas. Nos falta una. Ahí queremos llegar. ¿Quién fue la decimocuarta?¿Pudo ser Lilian la madre del desaparecido Pato protagonista de la novela? No les podemos decir y el propio autor tampoco ha hecho ninguna referencia al hecho histórico aunque lo conoce.
Pues bien, en esas cuitas se hallan los padres de Pato, un universitario liberal y tan rebelde como no podíamos esperar menos de su edad. Aún así Pato no es el problema, no. El problema, al menos el inicial, es Kadish, padre de la criatura, y su trabajo de dudosa moral. A grandes rasgos digamos que como para entonces Argentina se encuentra como se encuentra, muchos argentinos influyentes con ascendencia judía deciden lavar su pasado de conexiones digamos ‘inconvenientes’. Estos adinerados contratan a Kadish para que, con nocturnidad, elimine los nombres de las tumbas de sus familiares judíos que podrían comprometer su estatus. Por su puesto que ni el hijo ni su madre aprueban el extraño oficio pero el cabeza de familia no hace caso. El punto de inflexión de la novela explota tras una dura discusión entre padre e hijo en la que finalmente Pato se marcha de casa. No le vuelven a ver. Lilian comienza una búsqueda que recuerda mucho a ‘El Proceso’ de Kafka. Una búsqueda que le llevan a recorrer pasillos llenos de puertas que se cierran o que conducen a más pasillos; puertas que en el mejor de los casos conducen a los sordos funcionarios del Ministerio de Casos Especiales.
Una intriga que emana tensión y un final que podríamos tildar de realismo social, son las dos armas básicas con las que en esta ocasión gana lectores Nathan Englander. Y aunque las comparaciones son odiosas, estamos de acuerdo con quienes destacan como inevitable el percatarse de las similitudes con el toque humorístico Gogoliano, ya que del mismo modo aúna ese realismo del que hablábamos con elementos fantásticos, y con formas de prosa no convencionales.
En vista de lo dicho, no es de extrañar que, a pesar de que esta es su segunda gran aparición en el mundo literario, haya despertado más expectación que la presentación de Beckam con los Galaxy (perdonen el ejemplo del futboletariado) Ya lo logró hace ocho años al publicar su primer libro de cuentos titulado: “Para el alivio de insoportables impulsos”. Ahora con “Ministerio de Casos Especiales” este neoyorquino al borde de los cuarenta (nació en 1970) ha logrado un resultado que catalogamos cuanto menos de muy entretenido que encontramos en las librerías desde el pasado mes de mayo. Pues nada que ustedes lo disfruten y hasta la próxima.
Francisco Galán
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
La desintegración de una familia judía durante la monstruosa dictadura argentina.
Cuando pierden a su hijo Pato, Kaddish y Lilian Poznan hacen lo que está a su alcance para subsanar su ausencia y mantener la esperanza de su pronto retorno. Una historia sobre la familia, la identidad y la desaparición, pero sobre todo una historia atemporal de padres e hijos en una nación atenazada por la corrupción y la tortura, donde tras cada pregunta reina el más absurdo de los silencios.
Título: Ministerio de casos especiales |Autor: Nathan Englander | Editorial: Mondadori| | Páginas: 384 | Precio : 22,90€