La escritura de Benjamin Black pudiera estar autodefinida cuando en la página 34 hablando de uno de sus personajes dice “A él le maravilló su manera de hablar, siempre con frases bien moldeadas, con una precisión insólita, haciendo sutilezas, separando el heno de la paja”. Así es como él escribe, con precisión, con diálogos cortados y remarcados en detalles, brillos, secundarios, gestos, que añaden aún más que las propias palabras. Consigue que el leer sea un placer por si mismo, sin que importe demasiado el argumento, nos permite paladear cada frase, cada capítulo.
Esto último pudiera indicar que el argumento de “El Lémur” no es de peso, pero nada más lejos de la realidad. La idea esta perfectamente trazada y avanza inexorablemente hacia su destino final, no se retrasa, mantiene el ritmo y el tiempo de una manera prodigiosa.
Regálense una sentada de lectura este fin de semana con este magnífico ejemplar de novela negra, policíaca, intrigante, en la que como curiosidad no hallarán ninguna descripción real del protagonista Glass, salvo una alusión a sus ojeras.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
El Lémur está destinado a convertirse en un clásico, con todos los ingredientes básicos del género policíaco: chantaje, adulterio, asesinato y traición.
John Glass ha abandonado su carrera como periodista para escribir una biografía autorizada de su suegro, el magnate de la comunicación y antiguo agente de la CIA, Gran Bill Mulholland. Trabaja en un gran despacho en Manhattan y vuelve a casa (la mayoría de las noches) a los brazos de su rica y bella mujer…
Cuando decide contratar los servicios de un joven e insolente investigador, de asombroso parecido con un lémur, los turbios secretos de su familia política y, quizá, los suyos propios, amenazan con salir a la luz. Toda la cómoda existencia de Glass se tambalea, y acaba de derrumbarse con la muerte del Lémur: ¿quién lo mató?, ¿por qué?, ¿qué sabe?, ¿qué peligros acechan?
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Suena muy interesante. Y más todavía si, como dices, está escrito con calidad literaria. Saludos cordiales.
Yo leí “El lémur” y la verdad no es que desgaste el género de novela policiaca, sino que hace entrever que el final es altamente predecible.
No es un mal libro. De hecho, es de fácil lectura. Pero el final, en mi opinión, deja harto que desear.