Es una novela curiosa, atrevida y valiente. La sociedad actual está muy sensibilizada con los temas que de forma “normal” trata: el maltrato físico de niños, el abuso sexual en la familia, el mirar hacia otro de la pareja cuando esto sucede. Todo esto hoy en día se hace muy duro y cruel, sobre todo para quien lo ha sufrido, pero el protagonista infantil del libro transforma con ingenuidad los azotes de su padre y el cariño de su hermana, en un concepto ininteligible actualmente, pero comprensible en aquellos años.
Se necesita cierta terapia para superar el rechazo inicial que los argumentos del niño producen en nosotros, el estado de choque en que nos deja. Pero si superamos esa idea primaria y nos alejamos un poquito comprenderemos todo el paisaje. Hallaremos una novela fluida, sencilla, casi juvenil y de aventuras, una comedia ligera en ocasiones, que poco a poco va evolucionando y convirtiéndose en un drama, para acabar en tragedia.
Que todo esto lo cuente un niño, y lo cuente como si no tuviera importancia, sin querer hacernos llorar, sin culpar especialmente a nadie y que además tenga la fortaleza moral para comprender y perdonar la situación, resulta inverosímil. Y ahí es donde radica el éxito de la novela, en hacernos ver desde un ángulo diferente situaciones habituales. La conclusión es la misma, no hay moralina ni antimoralina, lo que está mal está mal, pero existió otra forma de entenderlo y sufrirlo. Al menos otra forma de pensarlo, y si esta forma excluye la acritud y el encasillamiento, mejor.
Tal vez todo lo dicho pueda parecer contradictorio y las críticas ambiguas pero esta vez más que nunca cada lector sacará sus propias conclusiones, por eso decíamos al principio que merecía la pena leerse. Por que leer algo tan diferente no deja de ser un placer.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
La vida no es fácil para
Allan, el joven protagonista de esta novela. A sus once años debe hacer uso de toda su astucia para que su padre esté contento, ya que sólo así la familia permanecerá unida. Claro que lo que más feliz hace a su padre es recitar discursos en los funerales; sus emotivas intervenciones arrancan las lágrimas de todos los asistentes. Con la ayuda de sus dos protectores, Tarzán y san Gabriel, Allan asume la responsabilidad de conseguir que los famosos panegíricos vuelvan a escucharse: la pérdida de un hombre es la ganancia de otro. Y todo se complica aún más cuando su hermana mayor, Sanne, ya no quiere pasar las noches con su padre… Erling Jepsen se vale de la ingenua y al mismo tiempo perturbadora mirada de un niño para convertir una dramática historia familiar en una comedia negra. Ambientada a finales de la década de los setenta en un pequeño pueblo danés, El arte de llorar a coro conmueve, a la vez que desmonta con habilidad los tópicos del costumbrismo y la presunta inocencia de la infancia.–