El astronauta, de Pascual Perea

Creemos que dentro de la novela negra lo hemos visto todo, pero afortunadamente existen escritores como Pascual Perea que son capaces de dar una vuelta de tuerca y plantearnos argumentos que se alejan de los típicos casos que algún antihéroe ha de desentrañar.

Nacido en Bilbao y licenciado en Ciencias de la Información, forjó su carrera en el diario El Correo. Galardonado con varios premios por su labor periodística, entre los que destaca el Café Iruña, un día decidió dedicarse a esto de la narrativa, demostrando lo acertado de su elección.

Con Una luz en el desierto, se lanza en exclusiva a la escritura, en ella narra, junto al africano Isaac Ibelle, la odisea de este último en su empeño por llegar a Europa tratando de encontrar una vida mejor. Posteriormente pasa a la ficción con Las leyes del azar y La maldición del espejo, de las cuales está ocupado actualmente con la que cerrará esta trilogía.

Acaba de publicar El astronauta, un thriller psicológico a través del cual nos ponemos en la piel de un abogado que ha alcanzado gran éxito a lo largo de los últimos treinta años, pero hay un problema, después de despertar en un hospital, es consciente de que no recuerda absolutamente nada de las tres últimas décadas. Frente al espejo descubre a un extraño cincuentón en cuyo rostro reconoce más a su padre que a él mismo. En su memoria, él sigue siendo aquel joven idealista que acaba de graduarse y que tiene toda la vida por delante.

Su incertidumbre se acrecenta cuando, no solo parece haber perdido más de media vida, también le comunican que puede ser un asesino que ha asesinado a la chica que lo acompañaba antes del accidente que ha provocado su extraña amnesia.

Lleno de incertidumbres, se verá solo en un mundo moderno que no reconoce, a la vez que tendrá que ir descubriendo quién es en realidad. Un perfecto desconocido para sí mismo que es incluso capaz de matar a sangre fría, y que para los demás lo de su pérdida de memoria no es más que una estrategia para eludir su responsabilidad.

Pascual Perea nos engancha desde la primera página con un principio de novela que es un mazazo para el lector al que dejará noqueado. Siembra en quien lee la duda de quien es este individuo realmente. Queremos creerle por que se nos hace simpático desde el principio. Pero, inevitablemente, también dudaremos de si es realmente quien cree ser, ese chico ingenuo de hace treinta y un años, o ese tipo ambicioso sin escrúpulos.

El autor juega con esa dualidad, provocando que nos planteemos ciertas cuestiones, como si podemos cambiar o somos inevitablemente el ser que hemos forjado a lo largo de las experiencias y no es posible tomar un camino de vuelta o redención. Somos nosotros y nuestras circunstancias, pero ¿y si esas circunstancias cambian? ¿Es justo castigar a alguien que ignora si ha cometido un crimen, si ese castigo no conduce a la rehabilitación o al arrepentimiento de un acto que ni tan siquiera somos conscientes de haber cometido?

Protagonista carismático cuyo fino humor, unido a la acción y a la entretenida narrativa de Perea, son el conjunto ideal para que esta ágil novela se nos haga corta a pesar de contar con más de quinientas páginas, pero que gracias a sus breves capítulos y a la curiosidad que el autor alenta con su narrativa, hace que nos peguemos a sus páginas para llegar cuanto antes a saber si nuestro protagonista es culpable o no. Si comienzas esta novela, debes saber que te volverás adicto a ella.