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Victoire de CONDÉ, MARYSE
La madre de mi madre
Maryse Condé reconstruye la vida de su abuela, una criolla analfabeta (y cocinera excelsa), una mujer modesta que solo podía expresarse a través de su talento en los fogones.
Maryse Condé, autora de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y de La Deseada, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces en Victoire. La madre de mi madre, para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe: un crisol heterogéneo de razas y culturas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago antillano. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por la profunda convicción que dirigía su existencia: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Condé rastrea sus orígenes en una historia que fusiona con una sensibilidad exquisita memoria e imaginación. Tras sumergirse en su árbol genealógico, nos ofrece una de las historias más emotivas y cautivadoras de su trayectoria. Un testamento único y desgarrador de la vida en Guadalupe en el crepúsculo del siglo XIX.
Una vida de PALOMAS, ALEJANDRO
VUELVE AMALIA. VUELVE UNA MADRE. El cierre de un universo que ha conquistado a más de 150.000 lectores.
¿Cuánto sabe una madre? ¿Cuánto calla, cuánto dice, cuánto miente? Mientras las madres viven, los hijos somos hijos por encima de todo: más hijos que hermanos, más que maridos, más que padres. Colgamos de nuestras madres como el escalador de su mosquetón, no importa la edad, no importa la distancia. Si hasta su muerte mandan sus genes, después de su muerte manda la ausencia. «Si mamá me viera…», «Mamá se estará riendo, seguro», «¿Qué pensaría mamá de esto?». Hablamos con ellas cuando nadie nos mira, porque sabemos que están, aunque no las veamos. Sabemos que son eternas.
La tarde en que Fer, Emma y Silvia llevan a urgencias a su madre, aquejada de lo que parece una leve infección, no imaginan que la vida ha dispuesto para ellos un escenario totalmente inesperado. Al salir del hospital después del breve ingreso, el paisaje familiar es otro: los tres hermanos se convierten a la fuerza en hijos y cuidadores mientras se preparan para la posible orfandad que quizá vaya a dejar tras de sí un ser tan excéntrico e insustituible como Amalia.
Con su excelente prosa emocional, Alejandro Palomas cierra a lo grande el universo narrativo que inició con Una madre y que continuó con Un perro y Un amor, y que vuelve a mostrarnos con un texto intenso, vibrante y lleno de vida en su mejor versión.
Un nombre para tu isla de ADAUI, KATYA
En el paisaje de la amistad y del amor, ¿cómo construimos cada día el puente que une las islas que somos? Entregados a la vida, los protagonistas de estos cuentos inventan las fronteras de sus vínculos, los celebran, los traicionan, los anticipan, los confrontan. Siempre en tránsito, viajan hacia lo nuevo con asombro, hacia ese instante cuando esperábamos risas al sol y nos heló la sombra. En estos relatos, ¿qué es agua dulce y qué agua salada? En Un nombre para tu isla, Katya Adaui, con humor y piedad, y un oído iluminado para los diálogos y la trama, recoge la intimidad de los afectos que nos sostienen, así como el malentendido rabioso que los devasta.
Prosas dispersas de CARDENAL, ERNESTO
En la larga vida del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020) cupieron varias vocaciones que le ayudaron a templar su ideario de cómo la acción del espíritu cambia el mundo. Luce López Baralt afirma que es uno de los más altos poetas contemporáneos de la lengua española, un místico que se hizo revolucionario por amor al Reino, también escultor, sacerdote de la teología de la liberación suspendido por Juan Pablo II y rehabilitado por el papa Francisco, ministro de Cultura sandinista y fundador de una comunidad contemplativa en la isla de Solentiname que acogía a pobres. La obra de Cardenal está llena de amor al ser humano, por eso recuperamos en su centenario estas Prosas dispersas, la mayoría inéditas. A través de breves ensayos, crónicas y textos autobiográficos profundizamos en la relación de ciencia y espíritu; lo místico y lo cósmico, maestros como Lao Tse, Heráclito o su mentor Thomas Merton; poetas como Rubén Darío o Neruda y pasajes que evocan la utopía de Solentiname.
LA CHICA MUERTA FAVORITA DE TODOS de BEATRIZ GARCÍA GUIRADO
El caso de la Dalia Negra y el detective de la multitud
¿Qué ocurre cuando contamos un true crime desde el punto de vista de la víctima? El 15 de enero de 1947 apareció en Los Ángeles el cadáver mutilado de Elizabeth Short, una joven de veintidós años conocida como la Dalia Negra. El crimen nunca se resolvió y acabó convirtiéndose en un juego intelectual para escritores, periodistas y cineastas, quienes inventaron todo tipo de teorías en torno a la víctima y su asesino. Habría sido un juego apasionante de no haber sido por un detalle: que Elizabeth Short existió realmente. Beatriz García Guirado viaja a Los Ángeles para desentrañar la industria macabra que rodea el caso y para desenmascarar los clichés sensacionalistas y los relatos aleccionadores que se esconden detrás. Y también devuelve a la víctima la individualidad que los aficionados al caso le arrebataron.
El Valle de las Flores de KORNELIUSSEN, NIVIAQ
Premio de Literatura del Consejo Nórdico y Premio Bjørnson en 2022
Una novela de amor, amistad y dolor en Groenlandia, un lugar en el que nadie habla de los muertos
Vive en Nuuk, la capital de Groenlandia. Joven e inquieta, tiene una novia que la quiere, una familia que la apoya y todo el futuro por delante en Dinamarca, donde está a punto de comenzar la universidad. Allí, sin embargo, se ve muy diferente de sus compañeros de clase, se siente fuera de lugar, y mientras en casa todos creen que ha emprendido el vuelo hacia la ansiada libertad, ella se hunde en una pesadumbre que en realidad siempre ha estado ahí: una sensación de inadaptación y vértigo, de soledad. Una tragedia –el suicidio de la prima de su novia– la conducirá de regreso a la majestuosa naturaleza del este de Groenlandia, hasta un valle de flores de plástico, repleto de cruces anónimas y olvidadas, donde descansan muchos de los jóvenes inuit que cada año se quitan la vida, rodeados del silencio del sistema y de sus propias familias: un tabú que nadie quiere enfrentar. Con el carácter irrevocable de una bomba de relojería, El Valle de las Flores relata, a través de la voz fresca e irónica aunque cada vez más agitada y furiosa de la protagonista, el derrumbe de una joven que siente que no puede con el mundo. Una narración de una sinceridad implacable que se convierte en poesía, tan poderosa y auténtica como difícil de olvidar. Una novela de amor, amistad y dolor en una sociedad en la que nadie habla de los muertos.
Tan adorables de FALLACI, ORIANA
Miss Fallaci a la conquista de América
«He traído a Hollywood una maleta llena de espaguetis para Sofía Loren. Se los he traído desde Roma, me los había dado su madre, y creo que pocos acontecimientos de las últimas semanas han emocionado tanto al frívolo suburbio de Los Ángeles como la noticia de que una periodista italiana le ha traído espaguetis a Sofía». Esto sucedió en junio de 1957, cuando Oriana Fallaci dividía su tiempo entre Roma, Nueva York y Los Ángeles para hablar de la “fábrica de estrellas”. Con una mirada desencantada y el inconfundible estilo cáustico e irreverente de su pluma, Miss Fallaci, como la llamó Orson Welles, a diferencia de sus otros colegas, “sabe esconder al periodista más feroz bajo la más engañosa de las máscaras femeninas”. Son los años en los que los ojos del mundo persiguen los nuevos mitos del celuloide, pero solo ella logra describir la humanidad desesperada de estas estrellas tan adorables. De James Dean a Yul Brynner, de Ava Gardner a Ingrid Bergman, y en busca de Marilyn Monroe, Miss Fallaci deambula por Hollywood con mirada desconcertada. “En esta ciudad pueden llegar a ocurrir las cosas más extrañas”, escribe. “Aquí las casas parecen tener paredes de cristal. No puede hacerse un gesto o decirse una palabra sin que los demás lo sepan. Vivir en Hollywood es como vivir con un micrófono oculto en cada habitación y cámaras de televisión apuntando en dirección al dormitorio”.