Entrevista con Ariadna Tuxell:

Sombras en la ciudad es un cóctel donde el erotismo y el misterio se mezclan en la misma copa”

Escritora, policía activa de los Mossos d’Esquadra, autora que integra el erotismo y el misterio, se define como “rompedora de los convencionalismos”. Ariadna Tuxell irrumpe en el mundo literario con mucha fuerza en su escritura y en su palabra. Le gusta que la desafíen como lectora y por ello, con su obra, les lanza un reto a los amantes del ´Dark romance´. En esta entrevista exclusiva para El Placer de la Lectura, revela detalles de su particular universo.

Por: Óscar Vegas.

Pregunta: – ¿Es Ariadna Tuxell el nuevo fenómeno del “Dark romance”?

Respuesta: – ¡Uy, qué presión! Yo escribo porque me apasiona y porque me encanta jugar con las emociones del lector, llevarlo al límite entre el deseo y la incertidumbre. Si eso me convierte en un fenómeno del dark romance, pues oye, ¡bienvenido sea!

Lo que sí te puedo decir es que me encanta explorar esas relaciones intensas, llenas de luces y sombras, donde el amor no es fácil, donde hay dilemas morales, secretos y un poco (o bastante) de peligro. No escribo historias de amor convencionales, porque el amor en la vida real tampoco lo es.

Si con «Sombras en la ciudad» he conseguido que la gente se enganche, sufra, disfrute y necesite más, entonces sí, puede que haya empezado algo grande. Pero lo mejor de todo es que esto solo acaba de empezar… ¡Así que prepárate, que vienen curvas!

P: – ¿’Sombras en la ciudad está más cerca del erotismo o del misterio?

R: – ¡Esa es la gran pregunta! Y la respuesta es… está justo en el punto medio. «Sombras en la ciudad» es un cóctel donde el erotismo y el misterio se mezclan en la misma copa, y cada sorbo te deja con ganas de más.

El misterio es el motor de la historia, con secretos, traiciones y un pacto oscuro que lo cambia todo. Pero el erotismo es el combustible que lo hace arder. Hay una tensión brutal entre los personajes, química que explota en cada página y relaciones donde el deseo y el peligro van de la mano.

Así que, si te gusta un thriller cargado de sensualidad o un romance oscuro con giros inesperados, aquí tienes ambos. No hay que elegir… ¡Aquí lo tienes todo!

P: – ¿Y Ariadna Tuxell, de qué está más cerca?

R: – ¡Depende del día y de la compañía! A ver, si hablamos de mi escritura, me muevo como pez en el agua entre el misterio y el erotismo. Me fascina el suspense, esa sensación de no saber qué va a pasar, de que los personajes guarden secretos que pueden cambiarlo todo. Pero, al mismo tiempo, el deseo es un motor increíble en una historia. El erotismo no es solo escenas subidas de tono, es tensión, es anticipación, es juego.

Si me preguntas como persona… digamos que tengo un alma de detective y una mente bastante traviesa. Me encanta analizar, observar, descubrir lo que otros no ven, pero también me seduce la intensidad, lo prohibido, lo que hace que el pulso se acelere. Así que, igual que en mis libros, no me limito a un solo lado… ¡me quedo con los dos!

P: – Háblanos de la sargenta Beatriz Ayala, de los Mossos d’Esquadra. ¿Tiene algo de ti?

R: – ¡Ay, la sargenta Beatriz Ayala! Beatriz es una mujer fuerte, con carácter, de esas que no se dejan pisotear por nadie. Es de las que miran a los ojos y te leen el alma, pero también de las que, si la traicionas, lo vas a pagar caro. Y sí, tiene mucho de mí… 

Las dos somos apasionadas en lo que hacemos, persistentes y con un punto de rebeldía. Beatriz tiene esa mezcla de dureza y vulnerabilidad que la hace humana. Ha pasado por cosas muy complejas en su vida, pero en vez de venirse abajo, ha aprendido a levantarse cada vez con más fuerza.

Eso sí, ella tiene una vida amorosa… digamos intensa. Beatriz no cree en los finales felices ni en el amor fácil. Juega en la cuerda floja entre el deseo, el poder y la traición, y eso la hace fascinante. Yo, en cambio, prefiero mantenerme en terrenos un poquito menos peligrosos… aunque nunca digas nunca.

Al final, Beatriz es el tipo de personaje que me encanta escribir: una mujer con cicatrices, con sombras, pero que sigue avanzando, con la cabeza alta y un toque de a ver quién se atreve a frenarme. ¿No te parece irresistible?

P: – ¿Te leen tus compañeros policías? ¿Se ven identificados en los personajes?

R: – ¡Pues sí, y con mucho interés, te lo aseguro! Tengo compañeros que devoran mis libros y luego vienen con cara de sospecha diciendo: «A ver, Bea, ¿este personaje está inspirado en alguien de la comisaría?» Y yo, con mi mejor cara de póker, les digo: «Pura ficción, chicos, pura ficción».

Lo divertido es que algunos se ven reflejados en ciertas actitudes, en esos diálogos llenos de ironía o en la forma en que se manejan dentro de la comisaría. Al final, los que trabajamos en la policía vivimos situaciones tan intensas y absurdas a veces, que muchas terminan en los libros, aunque maquilladas o llevadas al extremo.

Y claro, luego están los que leen las partes más subidas de tono y me dicen: «Oye, cuéntame más sobre este mosso tan seductor, que a lo mejor me inspiro». Y yo me parto de la risa porque, aunque la mayoría lo toman con humor, hay alguno que se ha puesto rojo como un tomate.

Pero sí, me leen, me comentan, me vacilan… y sospecho que más de uno se pregunta si algún día aparecerá en mis novelas, para bien o para mal. Así que ya saben: cuanto mejor se porten conmigo, más posibilidades tienen de salir bien parados en la ficción. 

P: – ¿Te gusta romper moldes?

R: – ¡Me encanta! ¿Dónde está la gracia en seguir siempre las reglas? 

Siempre he sido de las que piensan que los moldes están para romperse, sobre todo en la literatura. Me aburre lo predecible, lo políticamente correcto, lo que se supone que «debe ser». En mis historias no hay héroes perfectos ni amores de cuento de hadas. Hay sombras, hay dilemas, hay personajes que toman decisiones cuestionables y situaciones que te hacen preguntarte: ¿esto está bien o mal? ¿Hasta dónde llegaría yo?

El dark romance, el thriller, el erotismo… todos estos géneros tienen mucho potencial para ir más allá de lo típico. Y ahí es donde me gusta jugar, en los límites, en lo incómodo, en lo que provoca reacciones. Si un lector cierra mi libro y se queda dándole vueltas, si le ha removido algo dentro, si ha sentido cosas que no esperaba… entonces sé que he hecho bien mi trabajo.

Así que sí, me gusta romper moldes, desafiar expectativas y escribir sin miedo. Porque, al final, la literatura está para eso: para sacarnos de nuestra zona de confort y hacernos sentir cosas intensas… muy intensas.

P: – ¿La literatura te ayuda en tu labor policial, o viceversa?

R: – ¡Totalmente! Es un juego de ida y vuelta entre ambas cosas.

Ser policía me ha dado un ojo clínico para los detalles, para leer entre líneas, para entender lo que se dice y, sobre todo, lo que no se dice. En mi trabajo veo de todo: lo mejor y lo peor de las personas, situaciones que parecen sacadas de una novela, giros inesperados que ni el mejor thriller podría anticipar. Y todo eso, quieras o no, se queda dentro y acaba filtrándose en mis historias.

Pero también ocurre lo contrario: escribir me ha hecho mejor policía. La narrativa me ha enseñado a analizar los hechos desde diferentes ángulos, a ponerme en la piel de otros, a entender que detrás de cada historia hay muchas versiones y que la verdad no siempre es absoluta. Además, la paciencia que requiere construir una buena novela me ha servido muchísimo en la investigación policial, donde a veces el caso más simple puede tener capas y capas ocultas.

Así que sí, la literatura y la policía se alimentan mutuamente. Y aunque en mis libros le meto más intensidad, erotismo y giros dramáticos que en los informes policiales (menos mal, porque si no, menudo caos), ambas cosas forman parte de mí. Y no podría renunciar a ninguna.

P: – La mujer ha sido la lectora por excelencia del género romántico. En tu caso, con el “Dark romance”, ¿tienes más lectoras o lectores?

R: – La mayoría de mis lectores siguen siendo mujeres, pero te sorprendería saber cuántos hombres se están enganchando al dark romance.

Las mujeres llevan siglos siendo las reinas del género romántico, pero el dark romance es otra historia. Aquí no hablamos de amores pastelosos, sino de pasiones intensas, relaciones peligrosas, dilemas morales y personajes que juegan en el filo de la navaja. Y eso, créeme, no tiene género.

Muchos hombres me han escrito diciéndome que empezaron mis libros «por curiosidad» o porque su pareja los tenía en la mesita de noche… y acabaron devorándolos. Supongo que en mis novelas encuentran una mezcla de adrenalina, erotismo y suspense que les engancha. También me dicen que los personajes masculinos les parecen más reales, con luces y sombras, sin caer en el típico héroe romántico idealizado.

Así que sí, tengo más lectoras, pero los hombres están llegando poco a poco… y cuando lo hacen, se quedan. Y oye, si mis historias consiguen que algunos se interesen más por el género y se atrevan a explorar nuevas narrativas, pues mejor que mejor. Que el dark romance es un placer del que nadie debería privarse.

P: – ¿Qué lees cuando no eres policía ni escritora?

R: – Me encanta leer cosas que me saquen de mi rutina, que me sorprendan y que me hagan sentir.

Leo thrillers con giros que me dejen con la boca abierta, novela negra con personajes con más sombras que luces, y sí, también dark romance de otros autores porque me gusta ver qué están haciendo mis compañeros de género. Pero no todo es misterio y pasión… A veces me doy un capricho y me sumerjo en fantasía oscura, ciencia ficción o incluso en libros de psicología y criminología, que me ayudan a entender mejor las mentes retorcidas que me gusta crear en mis historias.

Eso sí, lo que no soporto es una historia predecible. Me gusta que me desafíen como lectora, igual que intento desafiar a quienes me leen. Así que, si un libro me atrapa y me hace decir: «¡qué fuerte, no me esperaba esto!”, entonces sé que es una buena elección.