Victoire de CONDÉ, MARYSE
La madre de mi madre
Maryse Condé reconstruye la vida de su abuela, una criolla analfabeta (y cocinera excelsa), una mujer modesta que solo podía expresarse a través de su talento en los fogones.
Maryse Condé, autora de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y de La Deseada, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces en Victoire. La madre de mi madre, para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe: un crisol heterogéneo de razas y culturas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago antillano. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por la profunda convicción que dirigía su existencia: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Condé rastrea sus orígenes en una historia que fusiona con una sensibilidad exquisita memoria e imaginación. Tras sumergirse en su árbol genealógico, nos ofrece una de las historias más emotivas y cautivadoras de su trayectoria. Un testamento único y desgarrador de la vida en Guadalupe en el crepúsculo del siglo XIX.
LEONARD Y HUNGRY PAUL de HESSION, RONAN
Una encantadora y luminosa celebración de los pequeños detalles de la vida cotidiana. ¿Puede la gente buena cambiar el mundo?
Leonard y Hungry Paul rondan los treinta años y comparten una peculiaridad de lo más extraordinaria, al menos para tratarse de los protagonistas de una novela: sus vidas son normales.
Leonard, abatido por la muerte de su madre, redacta entradas para una enciclopedia infantil. Tímido e introvertido, rehúye la vida social, pero anhela encontrar a alguien con quien compartir el asombro que siente ante la belleza del universo.
Hungry Paul, por su parte, vive con sus padres, con quienes se muestra considerado y cariñoso, pero es un solitario empedernido y no tiene ninguna ambición ni deseo de cambiar nada en su vida.
Felices y satisfechos con tenerse el uno al otro, estos dos amigos tratan de encontrar su lugar en un mundo.
El pañuelo de la hija de Pipino de WALDROP, ROSMARIE
¿Qué influencia ha ejercido en la vida de sus tres hijas que Frederika tuviera un amante desde los comienzos de su matrimonio con el –supuesto– padre de las chicas? Lucy, la menor de las hermanas, considera que si puede haber una leyenda que asegure que Kitzingen –la ciudad alemana donde nació antes de emigrar a Estados Unidos– se erigió en el lugar donde cayó el pañuelo que lanzara desde su castillo la hija de Pipino el Breve (siglo VIII), entonces, nada es concluyente: muchos de los sucesos que adquieren trascendencia en la vida de los individuos y de los pueblos son, en realidad, bastante caprichosos. Pero, puesto que no todas las hermanas comparten su opinión, Lucy emprende, escribiéndose cartas con una de ellas, la tarea de reconstruir y fijar el relato de una historia familiar cuajada de incógnitas y versiones diferentes de los mismos hechos. Frederika, cantante frustrada y femme fatale, se casa, en 1926, con Josef, profesor dado a las elucubraciones metafísicas y veterano de la Gran Guerra. Sin embargo, la carnal Frederika inicia una aventura con Franz, judío desaparecido en la Segunda Guerra Mundial, lo que pone la identidad del padre de las gemelas, Andrea y Doria, en entredicho. Waldrop, temerosa de la excesiva simplificación que requiere construir una trama pulcra y geométrica, elige una forma de contar muy especial, alejada de cualquier presupuesto estético convencional, una estrategia formal que proclama la naturaleza provisoria de cualquier relato. Un tira y afloja entre el flujo y la fragmentación, aderezado con toques de humor negro e imágenes musicales, en el que la autora nos habla con inteligencia del deseo, de la infidelidad, de la familia como un choque de tensiones opuestas que permanecen unidas –igual que la carga de un edificio– y de las repercusiones de la transgresión a lo largo de las generaciones.
Vallesordo de ARRIBAS, JONATHAN
Una nueva y original voz de las letras españolas, una entrañable novela sobre una infancia en un pueblo de Zamora en la década de los dos mil.
Nico es un niño que vive en un pueblo de Zamora. Juega a polis y cacos con los amigos, va en bici, pasa tiempo con su perra, La Yesi, se aburre y se divierte en el colegio, le duele la barriga, odia a los mastines del pastor, que le ladran sin parar, y le gusta mucho ensayar coreos.
Por las tardes, a la hora de la siesta, ve Fama, ¡a bailar! y manda ánimos a Yure, su favorita, que es de Canarias y tiene pelo de leona. Cuando aprende nuevos pasos de baile se los enseña enseguida a sus amigos, Izan y Telma. Nico siente cariño hacia ellos pero también rabia, y enfado, y algo que le da cosquillas y no sabe lo que es.
Vallesordo es una novela entrañable con una voz original que nos habla de lo importante que es sentirse comprendido y vivir con ilusión. El brillante debut de un autor llamado a convertirse en uno de los escritores más interesantes de su generación.
«Imposible no enamorarse de este niño muy fan de Fama, ¡a bailar! que nos cuenta su historia bailando (a falta de tacones) montado en unas latas de Coca Cola. Impresiona la aspereza de los adultos de su vida (de nuestra vida), pero pesan más la amistad, el primer amor y las ganas de vivir. Ternura, dolor y gritos de alegría para adentro: los secretos, los más intensos.» Berta García Faet
El borde cortante de SÁNCHEZ, GINÉS
Tres adolescentes traman la huida de la institución psiquiátrica en la que están internadas.
Tienen un plan para escaparse, la idea es pasar un fin de semana juntas, lejos del ambiente opresivo del psiquiátrico. Carrie, que ahora vive con su madre, será la encargada de la logística para que Mari Cruz y Litolbely puedan burlar la vigilancia del hospital. Las tres jóvenes quieren pasar dos días encerradas en un apartamento junto al mar; hablar, beber, fumar y empastillarse, con la televisión siempre puesta en algún canal de telebasura. Carrie no deja de atender sus redes sociales, sobre todo Instagram, porque quiere contactar con Amelia, una antigua amiga con la que cortó relaciones por algún desencuentro lejano. Mari Cruz cree que no es una prioridad en las preocupaciones de sus padres, que ya tienen suficiente con atender al resto de sus hijos. Litolbely, en cambio, es la hija adoptada de Ramón, un viudo que acaba de jubilarse. Las tres intentan imaginarse una vida normal, con trabajos, horarios y una vivienda propia. Sin embargo, todas las alarmas saltan cuando avisan a sus padres desde el hospital con la noticia de su fuga.