REFLEXIONES ALREDEDOR DE DUM DUM

Antonio Estrems

El documental “Day of the fight” (1951) de Stanley Kubrick, en su versión larga empieza con la siguiente narración: “Este es un fan de las peleas. La palabra ‘fan’ es un diminutivo de fanático. Hay una legión de gente como él en los Estados Unidos. Cada año, este hombre paga una gran cantidad de dólares por el privilegio de asistir a lugares donde pares de hombres se suben a una plataforma de lona, cometiendo en cada asalto una agresión legal. ¿Cuál es la fascinación? ¿Qué busca el fan? ¿Deporte competitivo? ¿Habilidades casi científicas? En parte, así es. Pero en su mayor parte, busca acción, contacto cuerpo a cuerpo, violencia física. El triunfo de la fuerza sobre la fuerza. La primitiva emoción visceral de ver a un animal superar a otro”.

Cabe señalar que el boxeo estuvo prohibido hasta 1900. Este cómic sirve para apreciar la absurda violencia del boxeo. O para valorar el boxeo como espectáculo de masas en la sociedad de la época de Pacheco. Hasta hace poco la percepción del boxeo parecía algo marginal, aunque parece que cada vez hay más aficionados. O sobre el debate de si el boxeo debe ser considerado una actividad deportiva. O si por el contrario, debido a que el objetivo principal es producir todo el daño corporal posible al oponente, es más bien, algo a prohibir. O sobre el boxeo como ascensor social, como forma de salida para las clases pobres. Por supuesto sirve también para estudiar todo lo que puede acompañar al boxeo: mafias, tongos, amenazas, apuestas, corrupción, etc. Al igual que sucede en otros negocios-deportes de masas, como el fútbol.

Dum Dum tiene la estética del cine negro, de películas de boxeo… Martin Scorsese que realizó “Toro salvaje” despreciaba el boxeo aunque llegó a apreciarlo por “representar el teatro de la vida”. El boxeo, decía Spike Lee, ha ayudado “…a visibilizar a los afroamericanos…”, pero todo hay que ponerlo en perspectiva, “ya que el hecho de que dos negros (habitualmente pobres) se enfrenten en un cuadrilátero para disfrute de un público deseoso de sangre es una triste herencia de la era de las peleas de esclavos”. 

La trama de la historia es caótica como la propia memoria recogida en su autobiografía Mear Sangre, publicada por Autsaider CómicsEl dibujo de Infante es realista, sientes el sudor, te salpica la sangre… El uso del blanco y negro, como de otra época, oscura y gris, sirve a la historia y presenta a un personaje cuya violencia innata le lleva de la cárcel a la Legión (creada en 1920 y originalmente llamada Tercio de extranjeros), pasando por el boxeo profesional sin abandonar nunca del todo los grupos violentos pseudomafiosos que ya existían en la España franquista y de los que Dum Dum formaba parte. Si pienso que es un personaje de la historia real, de la España negra y franquista se me quita la poca o nula empatía hacia una persona así. Me sucede igual que cuando leo la trilogía de Eduardo Bravo, no sabes si llorar o reír ante el pasado reciente de la historia, pasando por la alucinación más bestia ante lo que sucedió (que es si cabe más bestia), incluso por el desagrado y el rechazo ante lo que estoy leyendo y viendo, porque como bien decía Bravo, lo increíble es la verdad. 

Pacheco nos cuenta, lamentándose una y otra vez la mala suerte que ha tenido en su vida, Krzysztof Kieslowski pensaba que ”en realidad muy poco depende del azar, del azar depende por dónde vamos, no cómo somos”. Es muy interesante cómo Marquina capta la dualidad entre lo que nos cuenta Pacheco y lo que sucede, al leer Mear sangre parece como si él mismo estuviera justificándose, blanqueándose en su propia autobiografía.

Al igual que otros cómics que recogen la memoria pasada sirven como historia de vida, para conocer mejor la sociedad, en este caso, la época de Pacheco nos adentra en el nacional catolicismo de la España franquista que Pacheco apoya y reivindica a pesar de lo vivido por él mismo. Prefiere integrarse en ese sistema, aunque sea en los márgenes. No parece tener conciencia de clase. Su historia de vida en barrios marginales permite reflexionar sobre las desigualdades sociales y económicas de la sociedad, no tan diferentes de las actuales. Toda esta desigualdad social que lleva a la exclusión social provoca la ruptura de lazos entre el individuo y la sociedad. Provoca frustración, problemas de salud mental, menor esperanza de vida, mayor probabilidad de caer en adicciones, bajos niveles de rendimiento académico, precariedad material, indefensión civil, violencia institucional, etc. La falta de oportunidades de alguien cuando nace en estos lugares a nivel económico es evidente, pobreza, infraviviendas, violencia…  Todo ello lleva aparejado la exclusión a nivel social, a nivel sanitario, a nivel educativo por la falta de formación, a nivel laboral y por tanto a nivel económico. Pacheco escapó a un destino más que cierto al pasar por la legión y más tarde rehecho como boxeador profesional y campeón. 

El cómic, la historia de Dum Dum, sirve también para valorar el modelo carcelario como método de privación de libertad que llevamos padeciendo siglos. Modelo absolutamente inhumano e inútil en el fin último que se le presupone, el de llevar a la reinserción social a los delincuentes. Una pena que el propio Pacheco, aunque era muy difícil, el propio modelo carcelario ya se encarga de no dejarte pensar, no fuera capaz de reflexionar o ser más crítico sobre las funciones del encierro, el tipo de tipos de presos o las condiciones lamentables de las prisiones. Sobre cómo se organiza una prisión: silencio y disciplina; el trabajo como premio y el ocio (la nada, el hastío…) como castigo; la creación de condiciones para que los presos tengan claro la omnipotencia del poder; la vigilancia como obsesión constante del reo, el control absoluto de tu tiempo, la búsqueda constante de la sumisión

Un cómic descarnado de una vida dura y áspera. Magnífico trabajo conjunto de Infante y Marquina o de Marquina e Infante, son brutales, en una manera muy distinta a la de Pacheco.