Un inspector en Fuseta, de Gil Ribeiro

A aquellos que conozcan la región de Algarve, sita en nuestro querido país vecino, sobra contarles lo maravilloso de sus paisajes, de lo fabuloso de su gastronomía y el encanto de sus gentes. Quien va se enamora de sus pueblos y playas. Así que no es difícil de creer que cuando el guionista Gil Ribeiro, nacido en Hamburgo, llegó por casualidad, quedara fascinado.

Como él mismo cuenta, fue en su época de mochilero, embarcado en el interraíl, cuando los avatares del viaje los condujo a sus amigos y a él al sur del país luso, al que en un principio ni tan siquiera pensaron pisar.

No es de extrañar que sucumbieran a la belleza del lugar de inmediato. Tras viajar al país en repetidas ocasiones, brotó la idea de trasladar esos paisajes a una novela.

Gil Ribeiro se gana la vida como guionista, pero ha entrado en el mundo de la literatura a través del género negro, creando a un inspector muy singular y alejado del estereotipo de protagonista que suele habitar las páginas de este género. Con Un inspector en Fuseta comienza una saga con este peculiar personaje principal, al que secundan unos compañeros no menos carismáticos.

Rosado y Esteve esperan en el aeropuerto a un nuevo compañero. Se trata de un policía alemán que participa en un programa de intercambio. Ya la figura del nuevo compañero les llama la atención. Les parece raro ese larguirucho ataviado de traje negro, camisa blanca y corbata fina de cuero en pleno verano, pero no será su aspecto lo más llamativo. Poco a poco irán descubriendo que su carácter especial encierra algo más, y es que el inspector Lost padece síndrome de Asperger.

En esta primera entrega, aparte de presentarnos al inspector Leander Lost, así como a los subinspectores de la Policía Judicial Graciana Rosado y Carlos Esteve, nos sumerge en el caso de la muerte de un detective privado que encierra mucho más. La situación cada vez se complicará más, alcanzando altas cotas de corrupción empresarial.

Lo más llamativo de la novela es la elección por parte del autor de un protagonista que padece tan llamativo síndrome, pero lo que más sorprende es el perfecto tratamiento del tema, convirtiendo al inspector en alguien tan entrañable tanto para los que lo rodean como para el lector el cual irá descubriendo, a la vez que los personajes, tanto las habilidades como las deficiencias que lo hacen único dentro de una profesión como es la de policía.

Otro rasgo a destacar dentro de la novela son los escenarios donde se desarrolla. Convierte la región de Algarve en otro personaje más, provocando en quien lee el deseo de ir a conocer tan maravillosa zona, y a quienes tenemos la suerte de conocerla, volver.

Se trata de una novela ligera ideal para estos días de asueto estival que hace que nos evadamos a tan bonitos paisajes. La historias también huye de lo escabroso, haciendo más agradable la experiencia, donde el peso recae en unos personajes maravillosos y bien trabajados, donde incluso los secundarios despertarán nuestra simpatía o animadversión.

Si algo habría que objetar dentro de esta entretenida novela es la aparición de términos en portugués, que igual solo me llama la atención a mí que ciertas palabras aparezcan sin traducir, cuando se supone que los personajes hablan entre ellos en su lengua materna, sin necesidad de destacar según qué términos. Esta apreciación es meramente personal e igual en la traducción han querido plasmar un homenaje al original. Incido en que esta apreciación personal no es más que un apunte a mi curiosidad.

Su fácil y adictiva lectura provocará que nos lo acabemos sin darnos cuenta, deseando que se publiquen pronto en nuestro país las siguientes aventuras de este curioso policía, que seguro se ganará un lugar en nuestros lectores corazones.