Para mí, e imagino que para el resto de lectores de Winspear, es un verdadero placer reencontrarme con la carismática e inteligente Maisie Dobbs. Esa chiquilla que mintió respecto a su edad para poder enrolarse como enfermera en la Gran Guerra. Aquella joven altruista que con el paso del tiempo se haría psicóloga y detective privada que en esta, su tercera entrega, sigue entreteniéndonos, y encandilándonos, mientras la acompañamos tratando de resolver esos casos que son auténticos rompecabezas, siempre incompletos.
Jaqueline Winspear —madre literaria de tan atípica detective—, inglesa que emigró a Estados Unidos, es una consagrada escritora de misterio que también ha explorado otros campos como las publicaciones académicas, las comunicaciones de mercadotecnia y colaboradora de revistas dedicadas al mundo de la mujer. Escritora prolífica que en 2022 publicó la decimoséptima entrega de esta saga.
Como vemos, se ha hecho esperar para que el público en español pueda seguir las aventuras de esta empoderada detective. Ha sido gracias a Maeva, en su línea Noir, que por fin la podamos disfrutar —porque esa es la palabra—, de las aventuras de la inteligente Maisie, ubicándolas en el interesante periodo de entreguerras, en la que las cicatrices de la I Guerra Mundial aún no se han cerrado, y cuyos casos están relacionados con esas heridas.
Hay mucha novela negra, y muy buena, pero como aficionado al género agradezco salir un poco de tanto mundo sórdido, donde la mayoría de los autores no escatiman a la hora de describirnos esos terribles crímenes en los que ya parece una competición el hacerlo más desagradable e incómodo para el lector. Por ello es de agradecer que el denominado cozy crime vuelva a estar de moda y haya vuelto a las estanterías. Para quien no esté familiarizado con el término, su traducción sería «Crimen acogedor». El tipo de novelas de misterio con un enfoque más agradable. Trayéndonos a la memoria al propio origen del género, donde Agatha Christie o Conan Doyle eran los mayores exponentes a través de sus ya míticos personajes. Y es que Maisie Dobbs podría codearse perfectamente con detectives legendarios como Sherlock Holmes. Miss Marple o Hércules Poirot.
En Mentiras piadosas, Massie Dobbs sigue contando con su despacho y su fiel ayudante Billy. Tratando de conseguir su independencia en un periodo tan complicado para una joven soltera en un mundo rotundamente masculino al que se suma la crisis de la que no consigue salir el país también azotado por el famoso crack del 29, acontecido solo un año antes de donde se sitúa cronológicamente esta novela.
Mientras trata de demostrar la inocencia de una chica acusada de asesinato, le surgirá un caso que tendrá que atender a pesar de no sentirse cómoda con el encargo que no podrá rechazar, debido a que el cliente se trata de un amigo de su benefactor. Este caso no resulta agradable para nuestra protagonista porque sabe que abrirá heridas del pasado. Tendrá que recorrer senderos que la marcaron, porque a pesar de parecer lejana en el tiempo la contienda bélica, en su mente y en la de aquellos que participaron en ella, no pasa el tiempo igual de rápido. Porque si el tiempo lo cura todo, para que esto ocurra, deberían pasar siglos para los implicados.
El caso consiste en demostrar que el hijo de un importante abogado murió en Francia durante la guerra. El hombre está convencido de este hecho, pero su difunta esposa creyó lo contrario hasta su último aliento, por lo que le hizo prometer a su marido, en su lecho de muerte, que haría lo imposible para hallarlo. Tratando de cumplir su promesa, contratará a la inteligente señorita Dobbs.
Este asunto, en principio sencillo, hará que la perspicaz detective vaya tropezando con un muro tras otro al tratar de averiguar la verdad. Debido a lo que en un principio parecen meras coincidencias, intentará aclarar el entramado cada vez más complicado el cual le afectará personalmente, provocando que se cuestione su propio presente al desenterrar el pasado.
A pesar de que podría leerse esta novela de forma independiente, es aconsejable que se haga según el orden de la saga, puesto que hay aspectos de la vida de los personajes habituales que podrían hacer perderse al lector, siendo una verdadera lástima no poder disfrutar de una serie tan amena como esta plenamente.
Es imposible no enamorarse de su protagonista y de los personajes que la acompañan a los largo de las novelas, y un gran acierto el ubicar sus aventuras en este periodo tan destacable de la historia. Desde nuestro punto de vista lo vemos más como un intermedio existente entre esas dos terribles guerras, y lo que supusieron. La autora nos muestra pinceladas de lo que se avecina irremediablemente a través de esas charlas en cafés de la ascensión de un tal Adolf Hitler en Alemania.
Si os gusta la novela negra y la novela histórica y admiráis a los grandes pioneros del género, esta es vuestra saga, en la que Jacqueline Winspear se supera y sorprende más en cada entrega. Si os engancháis, la espera será breve, puesto que la cuarta también la podéis encontrar en librerías, y la quinta en las próximas semanas.