Un segundo acierto del libro del cordobés, Salvador Gutiérrez Solís es la mezcla oportuna de cartas, el barajeo idóneo de los tiempos cronológicos que lleva a cabo sin que perdamos el hilo para nada, si que ni siquiera consiga desconcertarnos. La vida de Eloy Granero, heredero del imperio comercial Almacenes Granero, es contada en tercera persona teniendo cuatro o cinco puntos de partida que se arremolinan y entremezclan durante todo el relato, para confluir unívocamente en el final adjetivado más arriba. Sabemos por las entrevistas que ha concedido que le ha costado años conseguir ese ‘tempo’, pero el esfuerzo no ha pasado desapercibido y representa una clase magistral para todos los iniciados en la escritura e incluso para los maestros reconocidos quienes normalmente no alcanzan –casi nunca- ese nivel que tiene en ese formato El orden de la memoria. Por lo que decimos es fácilmente deducible por tanto que no es un libro organizado sino un texto perfectamente deconstruido partiendo de la desestructuración pertinente.
Y el tercer activo del libro es la complicada relación personaje/escritor que Eloy-personaje mantiene con Salva-escritor. Hemos sabido que hasta del más deleznable asesino, su inventor, biógrafo o documentalista siempre se siente entusiasmado al exponer sus conocimientos o motivos. Pero Gutiérrez Solís no siente nada, perdón, le parece un personaje odioso y así nos lo hace ver subliminalmente y entre líneas a lo largo de todo el relato. No, no es buena persona Eloy Granero; sí, sí cometió dos o tres errores gravísimos en su vida, pero la literatura está llena de muchos ‘buenos’ más ‘malos’ que el heredero de los grandes almacenes. Esa curiosa relación entre ambos, que en los últimos años hemos visto reflejada en La pianista de la Nobel Jelinek (quien por despegada hasta evita mencionar su nombre en todo el texto, refieriéndose a ella por títulos: pianista, profesora, hija…) nos hace imaginar visualmente a Salva tecleando en su ordenador con el frío cañón de una mágnum en la nuca, mientras suda la gota gorda. Una curiosidad trabajada con mucho mimo y a golpe de esfuerzo por parte del escritor.
Con todo esto, tenemos motivos de sobra para salir corriendo a conseguir este soberbio título, por que si destacamos estas tres cuestiones, es por que son tan evidentes que no podemos obviarlas, destacan muy por encima de la media; pero tengan a buen seguro que el resto acompaña perfectamente. Un gran libro para disfrutar este verano.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
Entre la correspondencia diaria, Eloy Granero recibe un sobre que contiene una fotografía. Es una imagen que reconoce perfectamente, que de hecho jamás ha podido olvidar, pero que asalta ahora de pronto la tersa superficie de su vida, una vida de éxito y poder como presidente de la empresa familiar de la que es heredero.
Sólo Claudia, la propietaria de la tienda de fotografía en la que Eloy revela sus carretes desde hace más de veinte años, puede haber tenido acceso a esa imagen.
Sólo Claudia, la incolora e insignificante Claudia, tal vez tenga en sus manos el desvelamiento de un hecho terrible, y con ello la clave para restablecer el relato de la vida de Eloy.
Las oscuras pasiones, la perversión y el desamparo, la inanidad e incluso un tímido intento de redención, se suceden y se ordenan revelando una existencia que ha transitado la línea de sombra, y a cuyo dibujo, párrafo a párrafo, nos aproximamos cautivados por una indecible fascinación.
Título: El orden de la memoria |Autor: Salvador Gutiérrez Solís| Editorial: Destino | Páginas: 304| Precio : 18,50€