La parroquia del padre Almida con sus almuerzos sociales servidos por Tancredo, el jorobado y perspicaz ayudante, cuenta también con las tres Lilias, tres mujeres sin edad definida con un pasado brumoso pero unitario y con Sabina, la necesitada de amores que encuentra consuelo con el jorobado. El sacristán Celeste Machado sirve de contrapunto a la calma tensa a la que todos subordinan su existencia. Todo cambia una tarde, la primera que el padre Almida debe ausentarse de la iglesia con el sacristán y acude como sustituto el padre Matamoros, borracho y cantante. El equilibrio de fuerzas se desmorona y la pecera se llena de olas, el hormiguero explota y nadie podrá recomponer nunca más los pedazos.
Sobrio en la prosa, elegante en el tempo, que lentamente va acelerando, cortante en la intriga, Rosero compone una situación única en la que ora va ampliando con la lupa los detalles, ora levantando el travelín de la cámara nos da una perspectiva diferente de cada personaje y de sus deseos, ambiciones y temores. Con escenas rayanas en el terror nos hace respirar sin compás y dilatar las pupilas sin saber donde acabarán las ansias de todos ellos.
Un final rotundo redondea el conjunto donde ni sobra ni falta nada. Admirable.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
Toda «iglesia que se respete ostenta su jorobado», dice el narrador de Los almuerzos. Y así ocurre en una parroquia de Bogotá dedicada en apariencia a dar de comer a los necesitados, donde el jorobado Tancredo se encarga de supervisar rutinariamente los almuerzos que se ofrecen a diario. El jueves es el día más concurrido: acuden invariablemente ancianos, dementes y miserables. Pero, por una vez, todo se remueve en la iglesia. Tancredo no quiere resignarse con su suerte y corteja a Sabina, la libidinosa ahijada del sacristán. En ausencia del padre Almida, que tiene una reunión importante con los benefactores, aparece un nuevo reverendo, Matamoros, misacantano borracho y descreído que pondrá patas arribas el sutil reparto de papeles de cuantos pululan por las dependencias: desde el oscuro sacristán Celeste Machado hasta las tres Lilias, tres ancianas que se encargan de los servicios domésticos de la parroquia.
Título: Los almuerzos | Autor: Rosero, Evelio | Editorial: Tusquets| Precio: 14 € | Páginas: 144 |
A mi me ha encantado.Me ha recordado a un título de la literatura modernista catalana:”Josafat” de Prudenci Bertrana.Parecido en el protagonista y el contexto donde suceden los hechos.Pero E.Rosero es expresionista, diria yo.Con descripciones de detalles y ambientes impresionantes. Con un sarcasmo e ironia increible. Me gustado muchísimo. Y era un autor que no conocía.