Correcta la a)
Con motivo de la celebración en enero de 2020 de una nueva edición del famosísimo rali Dakar, en el que participaron doce mujeres, entre ellas cuatro españolas, en algunos medios de comunicación volvió a aparecer la forma pilota, provocando en muchos hablantes comprensible sorpresa y dudas sobre su validez.
Se trata de uno de esos femeninos novedosos, fruto de la reivindicación actual de formas específicas para designar a las mujeres que alcanzan territorios antes solo reservados a los hombres, como es, en este caso, el mundo de los ralis.
En el diccionario académico, el sustantivo piloto se consideraba exclusivamente masculino hasta la edición de 1992; en la siguiente, de 2001, pasó ya a catalogarse como sustantivo común en cuanto al género, lo que significa que piloto es forma tanto masculina (el piloto español) como femenina (la piloto española), y así es como viene funcionando esta palabra en nuestra lengua.
El femenino pilota, de reciente aparición y aún muy minoritario en el uso, va un paso más allá, pues convierte la palabra piloto, hasta ahora común en cuanto al género, en un sustantivo de dos terminaciones, una para el masculino (piloto) y otra para el femenino (pilota). En realidad, más allá de la extrañeza que pueda causar la novedad de pilota, no hay razones para censurar su empleo, pues resulta de aplicar la pauta general de los sustantivos que designan seres sexuados cuyo masculino acaba en -o, que forman el femenino sustituyendo esa -o por una -a (como bombero/bombera, médico/médica, físico/física, etc.), pauta que tiene muy pocas excepciones (modelo, testigo).
No hay tampoco razones etimológicas para bloquear ese femenino. No es una palabra de origen latino, pues en latín al piloto —en ese caso de una nave, que era el único vehículo que se pilotaba en la Antigüedad— se le llamaba gubernator, esto es, gobernador (de ahí que se hable, en lenguaje marinero, del gobierno de una nave o que al timón se le llame, también, gobernalle).
La voz piloto es un italianismo que se documenta por primera vez en nuestra lengua a principios del siglo xv, época en la que se incorporan al español muchos préstamos del italiano. Curiosamente, la forma piloto que tomamos del italiano es una variante antigua y desaparecida en esa lengua, donde al piloto se le llama pilota (en italiano se dice il pilota en masculino, la pilota en femenino). En el fondo, pues, el femenino pilota no tiene más problemas que su falta de arraigo en el uso general.