Los seis relatos agrupados por Acantilado en este volumen tienen lugar en Bosnia Herzegovina durante la década de 1970. Un personaje recurrente aparece en varias de estas pintorescas historias cortas: el pequeño Aleksa Kalem de trece años, acompañado de padres Azra y Braco, un alto responsable de la RS de Bosnia- Herzegovina.
En “Bueno…, como gustes” Aleksa y sus padres se enfrentan al invierno mas duro del siglo en medio de condiciones climáticas terribles. Su padre solo piensa en treli-treli, es decir en beber, mientras Azra, su madre, sueña con ir a vivir junto al mar, porque “Aquí no llevamos una buena vida. Y al final tampoco tendremos una buena muerte”. Por diversas causas los dos acabarán en el mismo hospital a la vez sin saber que el otro está ingresado allí mismo y el joven Aleksa tendrá que manejar su vida diaria durante una temporada.
En “El campeón olímpico” Los padres de Aleksa se ven obligados a proteger al conocido borracho Rodo por agredir a un reportero de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo.
El ombligo del alma narra la lucha de los padres de Aleksa para que lea:
“Los libros son el alimento para el alma.
– En ese caso no necesito un alma.
– No podemos vivir sin ella.
– Y el alma … se come?
- No, para evitar que se atrofie, hay que leer “.
En “Forastero en el matrimonio” Kusturica nos habla de la transición a la edad adulta que tiene lugar lentamente para el joven Aleksa:
“Maduramos cuando hacemos nuestra esta verdad: una mentira puede resultar más benéfica que la propia verdad. Pero esa toma de conciencia seguía siendo insuficiente para acceder a la edad adulta: desde luego la madurez no se alcanza comprando zapatos con tapas de metal sintiendo el placer de oírse caminar “.
Basándose en Aleksa, Emir Kusturica observa con sus ojos inocentes a un niño de su país y se pregunta sobre sus miserias, sobre la relación de sus padres y los secretos que hacen que uno se convierta en un desconocido para el otro, sobre la relación padre-hijo, sobre la enfermedad que al final lleva a la muerte. En conjunto, estas pinceladas de la vida diaria tienen un sentido humano de gran peso que nos ofrece una visión de un tiempo y un país que solo mediante él se vuelve accesible.
En sus otros cuentos, el lector redescubre alegremente la fantasía del famoso director, ese realismo mágico que impregna todo su imaginario. En “Solo desgracia” el joven Zeko se refugia en el sótano del edificio para conversar con una carpa y en “En el abrazo de la serpiente”, Kosta es salvado de la muerte por ser amigo de unas serpientes especiales.
Indudablemente una colección para descubrir o para reconectarse con el universo tan especial de este extraordinario director.