Toda buena historia merece un buen final. Algunos autores consideran que los finales de los libros son lo de menos, sin embargo hay libros muy interesantes que echan a perder buena parte de la historia con un mal final.
Terminar suele ser una obligación; terminar bien, un difícil arte
4. Cien años de soledad – Gabriel García Márquez
Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.