Novela en estado puro, con una riqueza de matices extraordinaria, ya sea en el ‘colorido’ de lo narrado, ya en la trama viajera; ya lo sea en la caleidoscópica personalidad del protagonista, ya en aquellos argumentos externos, digamos, en que se nos presenta: una obra inédita en nuestra catálogo literario hasta el día de hoy, un protagonista vividor y aventurero en el más rico sentido, y, entre de todo ello, una prosa clara, imaginativa, inspiradora de animada realidad. Todo ello recursos ineludibles para suscitar la mayor de las facultades de las que se sirve el conocimiento: la curiosidad.
Descubierto el texto en su día por el sabio profesor Rodríguez Moñino y enclavada dentro de la literatura colonial (americana) de la época “hemos podido señalar como verdadero autor –se nos explica en la introducción- a Martín de León y Cárdenas, un fraile agustino de origen malagueño que partió a las Indias poco después de ser ordenado sacerdote hasta que en 1651 Felipe IV lo propuso para el arzobispado de Palermo” Y la nota aclaratoria, didáctica, continúa: “podemos datar su fecha de composición en torno a los años que León vive en Lima y se empapa del intenso fervor literario que latía en los círculos culturales y de las ideas pro-criollas en defensa del indio que podremos descubrir a lo largo del texto”
Los ejemplos lúcidos, extrovertidos, sencillos pero llenos de color y hermosura no faltan, a buen seguro, lo mismo que ha ocurrido en tantos textos de la época que aún hoy rezuman gracia poética y literatura bien expresa (recuerdo ahora, sin ir más lejos, el hermoso ‘Sumario de la Historia Natural de las Indias’ de Fernández de Oviedo y su encantadora prosa) Veamos algunos ejemplos que, aún hoy, deparan placer a quien lee: “La ciudad estaba mirando cómo había entrado en la capitana el Huérfano, y como le vieron salir y volver tan presto, todos conocieron ser armada de Españas; y en llegando a tierra, hizo revelación al gobernador con dulce y breve narrativa, dando noticia de las dos armadas, todo lo cual se derramó luego en la ciudad, donde crecieron los ánimos con tan buenas nuevas y socorro y aun las opiniones del bárbaro vulgo. Entró la armada en el puerto felicísimamente y tratose luego del remedio que se había de dar en defender la amenazada plata, vidas y ciudad y opinión de España” La lectura se hace, así, ligera y nutritiva, con gozo lector y la promesa de un narrar gracioso, casi juvenil.
Un libro, así, capaz de suscitar interés por el conocimiento de la realidad; “todo un espejo –en efecto- de la vida en las colonias españolas a comienos de siglo XVII”. Y, en todo momento, de un raro y ameno discurrir literario, un placer descubridor por la autoría y el discurso
Por Ricardo Martínez-Conde