

Según el diario El País «Cuentos atados a la pata de un lobo de Liddell, Angélica» es «El libro más atroz, acuchillante y perverso que nuestra lengua haya visto»
De qué trata:
La dramaturga Angélica Liddell construye en ‘Cuentos atados a la pata de un lobo’ tramas inverosímiles y juega con nuestro terror y nuestro asco: es su forma de embriagarnos y prima la clarividencia
«Angélica Liddell escribe con los nervios, con el asco, con la fiebre de los que están fuera de sitio por voluntad y por destino.» Antonio Lucas, El Mundo
Madres que atentan contra sus hijos, hijos que matan a sus padres, escritores salvajes en guerra con las instituciones, suicidas o criminales confesos se dan cita en unos relatos en los que no hay ni redención ni consuelo. En este desfile de cuerpos rotos, infancias mutiladas, amores dolorosos y crímenes sin castigo, Angélica Liddell traspasa los límites del lenguaje y la moral para construir un retrato feroz de lo humano: la violencia familiar, el deseo de destrucción, el tedio y la muerte conviven en un conjunto de escenas repletas de imágenes grotescas y belleza.
Por fin ha llegado el momento de compartir una de las novedades del próximo semestre que más nos entusiasma: una colección de relatos de Angélica Liddell, «Cuentos atados a la pata de un lobo». El llanto de un bebé como himno de odio. Un mono muerto en la cama en un agosto sofocante. Un escritor que asesina en nombre del arte. Un niño que nace con la muerte escrita en la frente. Un cadáver con olor a chuches. Una madre que pare y exige devolver a su hija al útero. Un limpiador de crímenes que piensa en la literatura como otro charco más.
A lo largo de más de treinta textos, Liddell construye un retrato implacable de lo humano, abordando —con la crudeza que la caracteriza— temas como la maternidad conflictiva, la destrucción heredada, la memoria y el olvido, la decrepitud, el impulso autodestructivo y la fascinación por el mal. Fiel a su estilo, cáustico y sin concesiones, Liddell no busca agradar, sino sacudir. Estos cuentos nos lanzan sin piedad hacia los rincones más oscuros de la condición humana.
«Sobre el papel, lo escrito por Angélica Liddell puede paladearse. Hay oportunidad de diálogo, entre sus ideas y las del lector. Hay tiempo para calcular la velocidad del mordisco, de la bofetada. Hay distancia para pensar en abrazar al bufón o insistir en despreciarle.» Elisa McCausland
«En un mundo donde lo más cómodo es mirar para otro lado, esta autora nos fuerza a contemplar los aspectos más putrefactos de la sociedad. Es como si nos agarrara la cabeza y nos obligara a presenciar un acto brutal en directo, consiguiendo que nos replanteemos los paradigmas y las incoherencias latentes en nuestro día a día.» Juan Domingo Aguilar
«Angélica Liddell escribe con los nervios, con el asco, con la fiebre de los que están fuera de sitio por voluntad y por destino.» Antonio Lucas, El Mundo
Fotografía de cubierta de Borja Ruiz.