Juan Bolea puede ser uno de esos autores que pasan desapercibidos para la mayoría, pero que si nos detenemos detenidamente en su obra, reconocemos en ella a uno de los escritores más completos y prolíficos dentro de nuestra geografía.
Gaditano de nacimiento, y zaragozano de adopción, periodista y escritor, lleva a sus espaldas más de una veintena de novelas e innumerables premios, entre los que se encuentran el Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa, Premio Abogados de Novela y Letras del Mediterráneo, así como dos veces finalista del Premio Dashiell Hammet. Algunas de sus historias han sido adaptadas al teatro y cine. Muy pronto se estrenará el thriller Parece un asesinato, novela homónima que el autor escribió en 2015, en la que actuarán Blanca Suárez y Eduardo Noriega.
Quizás más conocido por el policial —principalmente por la saga protagonizada por Martina de Santo—, Juan Bolea sorprende por el género elegido para su nueva novela Casa de indianos, en la que explora lo fantástico y lo onírico a través de su protagonista, el director de teatro Manuel Martínez Farriols.
Nervioso por el estreno de su arriesgada obra teatral, Manuel duerme inquieto. Tendrá sueños demasiado reales como para pensar que no hay algo más detrás. Los que lo rodean se lo achacan a su estado de ánimo, pero él sabe que no son solo sueños, y que ha de intentar evitar el crimen que ha presenciado, ya no de manera onírica, sino más bien de forma extrasensorial.
Con todo en contra y oponiéndose a los consejos de sus amigos y su pareja, el director teatral viajará hacia un rincón del norte de España que ha aparecido en sus sueños, y donde se producirá ese asesinato que aún no ha ocurrido y del que está a tiempo de impedirlo.
Bolea se adentra en un género un poco más alejado de lo que nos tiene acostumbrados. Experimenta con el fantástico a través de temas como los sueños premonitorios o las experiencias cercanas a la muerte. Temas que al leer la historia se refleja la gran labor de investigación que ha realizado Juan. De esto nos alertan las conversaciones que el personaje principal mantiene con un doctor que, curiosamente, también reside en sus sueños, cuyos argumentos debate con su propio médico, digamos, en la realidad.
Se trata de una novela corta que no llega a las doscientas páginas. Con una estructura que deja bastante claras las fechas y el tiempo del que dispone Manuel para poder frustrar el crimen, así como los distintos sueños que tiene y donde la información va llegando al lector al mismo tiempo que al personaje.
La novela se va tornando en historia policíaca, evidenciando la comodidad del autor en este campo, dando solidez y credibilidad a todo lo narrado gracias a las distintas reacciones, tanto de los amigos del director teatral como de los propios implicados, expresando la sorpresa e incredulidad de lo narrado por este loco que advierte de un asesinato porque lo ha soñado.
La historia va enganchando a medida que la lectura avanza, y gracias a la agilidad de la pluma de Bolea, se vuelve adictiva espoleada por su clara estructura y la breve duración de sus capítulos.
Lectura que gustara tanto a quienes disfrutan con temas tan atractivos como los viajes astrales y la premonición, como aquellos y aquellas que gustan de la novela negra.