¿Por qué escribe Ariadna Tuxell?
La respuesta fácil sería: No puedo evitarlo y lo necesito como respirar porque escribir sana. Pero como este es un blog literario y no una reunión de autoayuda exprés, mejor te lo cuento con una buena dosis de sinceridad, con un toque de humor, muchas ganas de provocar y sin intención alguna de edulcorar mi relato.
Desde que tengo uso de razón que he vivido con dos pasiones latiendo a la vez: escribir y ser policía. Mientras otras niñas querían ser princesas, maestras o veterinarias, yo andaba entre libretas llenas de escritos y la ilusión de vestir un uniforme policial. Una parte de mí necesitaba poner orden en el mundo real, la otra ansiaba desordenarlo en la ficción. Una me conecta con la realidad, la otra me permite jugar con ella.
Y como que me aburre la vida sencilla, me quedé con ambas, así que soy mossa d’Esquadra y escritora. Son vocaciones que pueden parecer opuestas, pero que en mi día a día se dan la mano, se complementan y se susurran secretos. También soy empresaria al tener junto a mi socio Dani una academia donde ayudamos a aquellas personas que desean escribir su libro, pero no saben cómo hacerlo.
Escribir por necesidad
Para mí, escribir es una forma de calmar al torbellino que tengo en la cabeza. Hay días en los que me apetece disparar (en la galería, ya que soy formadora de tiro, ¡que nadie se asuste!) y otros en los que necesito escribir lo que siento, canalizarlo y deslizar mis dedos acariciando las teclas de mi ordenador. Gracias a la escritura puedo ser y disfrutar de todas mis versiones: la disciplinada, la salvaje, la que duda, la que desea, la que se indigna, la que lo observa todo…
Escribir es vivir muchas vidas en una
En mis novelas soy la víctima, la verdugo, la testigo y la investigadora. Me muevo por mundos donde el deseo arde, el crimen manda y la justicia es un concepto que se tambalea a cada página. Me encanta la tensión emocional, el suspense que te aprieta el pecho y esa sensación de que todo está a punto de estallar.
Y no me limito a una sola historia. Llevo 17 novelas publicadas, y cada una de ellas tiene algo distinto que contar. Algunas son más oscuras, otras más pasionales, otras te arrastran por laberintos psicológicos o emocionales. Pero todas tienen algo en común: personajes intensos, giros que no ves venir, y verdades que duelen tanto como seducen.
Y entonces, sin pedir permiso, llegó Sombras en la ciudad…
«Sombras en la ciudad» y todas las que vinieron antes (y las que vendrán)
La más reciente, Sombras en la ciudad, es solo la punta del iceberg. Es la primera entrega de una trilogía que mezcla novela negra, dark romance y thriller emocional. Tiene corrupción policial, deseo no apto para corazones blandos, y una protagonista que no te va a dejar indiferente: Beatriz Ayala. Lleva mi nombre real y mi profesión, porque esta vez decidí que iba a ir a fuego con todo. Y vaya si lo hice…
Pero antes de Beatriz, hubo muchas otras mujeres. Protagonistas que lucharon contra el pasado, que se enfrentaron a decisiones imposibles, que amaron con el corazón y también con las tripas. Mujeres que no son perfectas (ni falta que hace), pero que dejan huella. Y junto a ellas, hombres que no vienen a rescatar a nadie, sino a complicarlo todo (no siempre). Hombres que también tienen heridas, secretos y sombras que los hacen fascinantes. Cada personaje que creo tiene algo que decirme. Me enfrentan, me provocan, me hacen pensar. Escribir significa dejarme la piel en cada capítulo. Es reírme, emocionarme, enfadarme, fluir y dejarme llevar. Porque si yo no siento todo eso al escribirlo, ¿cómo voy a pedírselo al lector?
¿Y por qué el dark romance? Porque la perfección aburre
El género dark romance tiene más sombras que luces y mis novelas no son historias de amor con florecitas ni príncipes salvadores. Aquí hay deseo del que arde lento y luego explota, relaciones que no sabes si salvar o huir de ellas, y decisiones que no se pueden deshacer. Es novela negra con pasiones oscuras, secretos que pesan, y gente que no es ni buena ni mala, simplemente humana.
Me gusta escribir este género porque me permite jugar con la tensión, con lo prohibido, con lo moralmente cuestionable. Me interesan los personajes rotos, los que hacen lo mejor que pueden con lo peor que tienen. Y confieso que escribir escenas donde se cruzan el peligro y el deseo es una de mis aficiones favoritas.
Me cansé de los romances previsibles, de los finales felices obligatorios y de los personajes que no sudan, que no gritan ni se contradicen. El dark romance me da la libertad de explorar lo prohibido, lo que incomoda, lo que se cuece en las zonas grises de la moral. Aquí el amor no salva, te sacude. No te completa, te desafía. Y eso es mucho más real y mucho más divertido a la hora de escribir.
Y si a esa tensión emocional le sumas un buen crimen, una conspiración, un asesinato por resolver, un secreto enterrado y una buena dosis de salseo con escenas picantes… entonces ya tenemos el combo perfecto para una historia que te atrape de principio a fin.
Barcelona, mi musa con luces y sombras
La mayoría de mis libros están ambientados en Barcelona porque es una ciudad que me inspira cada día. Tiene esa dualidad que tanto me gusta: lujo y callejones, poder y decadencia, belleza y peligro. Es un escenario que me permite jugar con contrastes y construir atmósferas que se sienten reales, pero también misteriosas.
Escribir es también desnudarse
Cada historia que escribo tiene algo mío. A veces es una duda que me obsesiona. Otras, una fantasía que necesito explorar. A veces simplemente quiero poner a mis personajes en aprietos y ver cómo se las apañan. Pero siempre hay verdad, emoción e intensidad.
Y cuando una lectora o un lector me dice que ha sentido, que ha llorado, que se ha enfadado o que ha tenido que hacer una pausa para respirar… entonces sé que ha valido la pena cada hora frente al ordenador.
Si aún no has leído nada de Ariadna Tuxell, aquí va una advertencia: mis libros enganchan porque son historias que te atrapan, te sacuden y te dejan con resaca emocional. Da igual por cuál empieces, porque todos tienen algo que te va a atrapar.
Y si ya me has leído… sabes de lo que hablo. Y también sabes que siempre hay una nueva historia cocinándose. Porque mi mente y mi creatividad no se detienen, y mis personajes tampoco.
En resumen
Escribo porque es mi forma de sentirme viva. Porque me gusta provocar, emocionar, desafiar. Porque creo en las historias que incomodan, que te arrastran, que te dejan sin aire y con el corazón descontrolado. Soy creadora de mundos donde las reglas y las normas se incumplen, y la pasión no pide permiso. La literatura está para eso: para zarandearte, para hacerte sentir, y para recordarte que a veces lo más peligroso… es lo que más deseas.
Todos tenemos nuestra luz y nuestra sombra. Debemos aprender a abrazarlas y a aceptarlas. Y si te atreves a mirarlas de frente, te invito a que lo hagas conmigo. ¡Palabra de escritora!
¿Te atreves?