ANTONIO BUERO VALLEJO. OBRAS COMPLETAS II

ANTONIO BUERO VALLEJO. OBRAS COMPLETAS II

 Teatro (1976–2000):La doble historia del doctor Valmy. La detonación. Jueces en la noche. Caimán. Diálogo secreto. Lázaro en el laberinto. Música cercana. Las trampas del azar. Misión al pueblo desierto. El terror inmóvil. Una extraña armonía. Mito. Monólogo para su hijo Enrique.

VERSIONES: Hamlet, de William Shakespeare. Madre Coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht. El pato silvestre, de Henrik Ibsen. Enrique IV, de Luigi Pirandello. Como tú me deseas, de Luigi Pirandello. Tal como hemos sido, de Arthur Adamov. El puente, de Carlos Gorostiza. Campanas a medianoche, de Orson Welles.

Nº págs.: LX (Introducción) 1642 (Textos), ISBN: 978-84-15255-95-6, PVP: 65 e.

Este segundo tomo de Obras completas cierra el Teatro de Antonio Buero Vallejo y recoge los títulos que estrenó entre 1976 y 2000. A ellos se suman todos los que quedaron inéditos en los escenarios, además de sus versiones de autores como Shakespeare, Brecht o Ibsen.

 El periodo que sigue a la dictadura es esperado por Buero con una mezcla de impaciencia e incertidumbre. Javier Huerta, uno de los mayores especialistas en el dramaturgo, relata en la introducción cómo, frente a las tentaciones del exilio, Buero había decidido quedarse en España para dar la batalla intelectual desde dentro. En 1972 ingresa en la Real Academia Española con un discurso sobre Federico García Lorca. Una señal precursora de la Transición, al tratarse del primer gran escritor entre los vencidos de la guerra que alcanzaba tal honor, y apela a un espíritu de reconciliación por el que reconoce tanto las culpas ajenas como las propias.

A partir de 1975 el escritor ralentiza el ritmo de sus estrenos. En esta etapa seguirá atendiendo a la realidad social sin descuidar al individuo, y volverá al tema recurrente de la guerracivil, que encuentra en la tragedia el molde perfecto para retratar y cerrar heridas.

Apenas dos meses después del fallecimiento de Franco, Buero Vallejo estrenaLa doble historia del doctor Valmy y nos adentra en la vida de un policía dedicado a la tortura de presos políticos, que acude a la consulta de un psiquiatra para tratar la impotencia que sufre y que, a su vez, él mismo provocó en uno de los represaliados.

La detonaciónserá la primera obra escrita y estrenada después de 1975, en la que el autor retoma la serie histórica a partir de la figura de Mariano José de Larra, intelectual comprometido con las ideas de progreso que también elige quedarse en España y se aflige por los obstáculos que impone el poder para ejercer la libertad de expresión.

Las obras siguientes retratarán vicisitudes diversas de aquellos años inciertos: Jueces en la nochedesarrolla el drama de los vencedores de la guerra a través de un exministro de Franco, sobre cuya conciencia pesa la pena de muerte de un antiguo militante izquierdista. Y en piezas posteriores, podremos reconocer recuerdos que el autor vivió en primera persona: de personajes que han perdido a su padre (Caimán) o que debieron dejar los estudios a causa del conflicto bélico (Las trampas del azar) a hombres que nos revelan la solidaridad entre compañeros de presidio (Diálogo secreto).

Por último, en 1999 Buero estrena Misión al pueblo desiertosobre el propósito de varios estudiantes de Bellas Artes, que colaboraron con el gobierno de la República tratando de poner a buen recaudo los cuadros del Museo del Prado. Un canto al poder del arte sobre la violencia.

A toda la producción propia se suman las versiones que el dramaturgo hizo de algunas grandes obras de autores contemporáneos, como Ibsen, cuyo legado tanto respetó, Pirandello o Brecht. Grandes maestros de los que aprendió a simultanear diversas acciones sobre el escenario o planteamientos más innovadores, como que distintos personajes asuman el papel de narradores.

El prólogo del volumen también es ocasión para que Javier Huerta reflexione sobre los personajes de Buero, representados tanto por perdedores de perfil soñador como por vencedores de espíritu práctico, y todo un conjunto de modernas heroínas que se muestran rebeldes ante una situación que las oprime. Asimismo, se recogen algunos apuntes escénicos de Buero (no en vano fue pintor antes que dramaturgo)y se analizan elementos propios de su universo literario comola mezcla de realidad y fantasmagoría, el juego con las máscaras como elemento simbólico y la música como importante ingrediente dramático.

En definitiva, tras la lectura de su Teatro completo podemos afirmar que la obra de Buero atraviesa la geografía del dolor por medio de la tragedia. Un género que renovará de acuerdo con los tiempos modernos y en el que se apela a la esperanza, como bien dice un personaje de Una extraña armonía: “A pesar de las amarguras y los dolores de la existencia, la vida siempre canta en todos y en todo una canción enorme, unánime… Una silenciosa canción feliz».