Os presentamos Adiós a un río, el libro que consolidó a John Graves como una figura central de la literatura texana y uno de los estilistas más elegantes de la prosa estadounidense.
El escritor Rick Bass lo describió como “el autor más querido de Texas y uno de los menos conocidos fuera de sus fronteras”, y el novelista Stephen Harrigan señaló que su voz «es absolutamente embriagadora, con un sentido de autenticidad y autoridad verdaderas”.
«Mientras lees tienes la sensación de que todo el colorido y brutal tapiz del Estado de la Estrella Solitaria (Texas) se está desenvolviendo a partir de la biografía de este río».
THE ATLANTIC MONTHLY
FINALISTA DEL NATIONAL BOOK AWARD DE NO FICCIÓN 1961
PREMIO CARR P. COLLINS DEL INSTITUTO DE LETRAS DE TEXAS 1961
En la década de 1950, se proyectó construir una serie de represas a lo largo del río Brazos, en el centro-norte de Texas. Para John Graves, aquello era mucho más que una simple obra de infraestructura: modificar el cauce del río significaba transformar un paisaje tan hermoso como implacable, y alterar para siempre la existencia de quienes lo habitaban, descendientes de hombres rudos que se habían ganado allí la vida con esfuerzo.
Consciente de lo que estaba en juego, Graves emprendió un viaje de despedida por ese tramo del río, que conocía íntimamente desde su más temprana juventud, acompañado por un cachorro dachshund de seis meses al que llamaba “el pasajero”.
Adiós a un río es el relato de ese viaje en canoa, realizado en 1957. A lo largo del trayecto, mientras enfrenta rápidos, fatiga y el cambiante clima otoñal, Graves reflexiona sobre la historia de la región: antiguas enemistades, escaramuzas con pueblos indígenas y anécdotas de coraje, cobardía y traición que moldearon tanto la tierra como a sus habitantes. Lo que podría haber sido un simple diario de viaje se convierte en una profunda meditación sobre el paisaje, la memoria y la identidad.
Con un estilo lírico y contemplativo, Graves entrelaza recuerdos personales con historia y folclore del norte de Texas. Su prosa, serena pero incisiva, es también una crítica al progreso deshumanizante y una defensa de la conservación del entorno natural.
Aunque finalmente solo se construyeron tres represas, llegaron a planearse hasta trece. El éxito de Adiós a un río, publicado en 1960, fue clave para frenar muchos de esos proyectos. Por eso, el libro no solo ha sido celebrado como una obra literaria, sino también como un acto de resistencia y documento de conservacionismo, comparado incluso a Walden de Henry David Thoreau.
Más de medio siglo después, Adiós a un río sigue siendo un clásico de la literatura estadounidense: crónica de un viaje íntimo y elegía por un modo de vida en desaparición. Ofreció a miles de lectores una mirada honesta sobre Texas, sin idealizaciones ni romanticismos, y con una profunda conexión entre el humano, la tierra y su historia.
Tras Adiós a un río, Graves publicó Hard Scrabble y From a Limestone Ledge, que junto con el primero conforman la llamada Trilogía del Brazos, consolidándolo como uno de los grandes cronistas del alma texana.
«La mayoría de los otoños el nivel del agua está bajo después de un verano largo y seco, así que tienes que bajarte de vez en cuando y andar por el río guiando o arrastrando el bote por remansos poco profundos hasta el alargado cauce tortuoso del remanso que se encuentra más abajo, y embarrancas de vez en cuando en bancos trémulos de arenas movedizas y solo avanzas diez o doce kilómetros en una jornada de penoso esfuerzo; pero, cuando se te ocurre ir al río, no te suele importar. Allí no tienes prisa; hace mucho que aprendiste a no tenerla».