Existen lecturas que nos llegan al corazón, que nos conmueven, que nos enfadan, que nos asustan, que nos divierten, que nos entretienen, incluso algunas que aborrecemos tanto que las dejamos de lado sin concluirlas. Pero pocas veces, al menos la mayoría, nos paramos a pensar qué proceso ha seguido su autor desde que tuvo la idea hasta que se encarnó en forma de libro para acabar en las estanterías. ¿Cómo se organizó la persona que un día decidió sentarse y plasmar, letra a letra, palabra por palabra la historia que tenemos entre las manos? ¿Cuáles fueron sus hábitos mientras encaraba la ardua tarea? ¿Cuánto tardó en acabarla? ¿Cuántas veces corrigió o reescribió?
Estas, y muchas más, cuestiones se debió plantear un día Álvaro Colomer. Respuestas que él mismo podría haber respondido al ser un gran escritor. Puesto que este barcelonés, periodista de profesión, ha publicado entre novelas y no ficción, e incluso juvenil, ocho libros en solitario y alguna obra colectiva. Con sus obras periodísticas ha conseguido varios galardones importantes, entre los que se encuentra el Internacional Award for Excellence in Journalism.
Para ser escritor, antes hay que ser lector, y como la curiosidad es intrínseca al oficio, allí que se armó con libreta y grabadora, para visitar a un gran número de colegas a los que plantearles estas y otras preguntas, para a continuación plasmar sus testimonios en forma de prosa materializando este divertido y entretenido libro que hará disfrutar a todos aquellos que alguna vez hemos soñado con escribir y publicar. Haciendo que nos preguntemos cómo se comportan los grandes durante el proceso, para saber si debemos autodefinirnos como excéntricos, raros, o de lo más normal.
Este encantador librito, que se lee de una sentada, se podría creer en un principio que va destinado a aquellos, como indico anteriormente, que quieren dedicarse a eso de encadenar palabras. Nada más lejos, es verdad que estos se sentirán identificados con algunos de los hábitos de estos famosos y famosas escritores y escritoras, pero disfrutarán de su lectura también los aficionados a la lectura que sientan curiosidad por saber cómo pergeñan sus libros las personas que llenan sus horas de asueto con historias que entretienen, ilusionan, instruyen, hacen soñar e incluso que obsesionan, y quieren ir más allá del nombre que acompaña al título, descubriendo aspectos del ser humano que se oculta tras esas páginas que arrancan emociones. Álvaro se encarga de humanizar a quienes vuelcan vida y corazón en forma de negro sobre blanco.
Para Aprende a escribir, ha realizado entrevistas a casi un centenar de los mejores autores hispanoamericanos en las que confiesan sus métodos de trabajo. Es como si hubiera construido una ventanita a través de la cual vemos como se inspiran, como trabajan, como corrigen y como publican, siendo cada una de estas fases los capítulos en los que se divide este libro.
A través de sus textos, Álvaro resume cada una las entrevistas en página y media de forma tan amena y divertida que una vez comienzas a leer, te ves obligado a continuar avanzando tanto por los datos interesantes relativos al escritor o escritora que desnuda sus hábitos, como a la narrativa cercana y adictiva con la que trasmite.
Me gusta como a personajes tan conocidos, y a los que hemos leído tanto como pueden ser Arturo Pérez-Reverte, Pilar Eyre, Cristina Rivera, Lorenzo Silva, Elvira Navarro, Alejandro Palomas, Elia Barceló, María Dueñas, Fernando Aramburu, Santiago Posteguillo… y así hasta 83 autores y autoras, confiesen sus métodos y manías. Vemos como se bajan del pedestal, al que a veces los condenamos los propios lectores, para ver que las musas no se les aparecen y crean su magia, simplemente se inspiran mientras corren, pasean, realizan las labores del hogar, juegan con sus hijos, e incluso alguna hay que hasta cuenta adoquines.
Tal vez el título Aprende a escribir, pueda conducir a algún incauto a error, y crea que está ante un manual de escritura de esos mágicos que te harán triunfar en el mundo de las letras. Pero no, es un medio para conocer un poco más a quienes nos hacen llegar sus historias, demostrándonos que el talento existe, pero que sin esfuerzo y dedicación no sirve de nada, y que todos aquellos anónimos que se enfrentan a la página en blanco, tal vez puedan identificarse con alguno a los que emulan.