Donde muere la luz, de Mari Jungstedt

Nueva entrega de la serie situada en Gotland, protagonizada por el comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson.

Serie que comenzaba su andadura allá por 2003 que lleva ya la friolera cifra de dieciséis entregas.

No solo hemos desentrañado los crímenes que su autora perpetraba, también la vida de sus personajes principales han avanzado a lo largo de los años. Ya son una pareja más que consagrada, y ahora, a edades ya próximas a la jubilación —en el caso concreto de Anders—, llega un nuevo dilema a sus programadas vidas que hará que se tambaleen los cimientos de la relación. tendrán que afrontar la paternidad a estas alturas, cuando pensaban que de ese tema estaban ya más que de vuelta.

Esto creará un conflicto, puesto que para Karin tampoco es fácil tomar la decisión de afrontar la maternidad cumplidos los cincuenta.

Mientras, dos niños de once años, que pasaban las vacaciones de otoño con la familia de uno de ellos, han desaparecido sin dejar rastro cuando realizaban una excursión en bicicleta.

Los casos que tienen a niños implicados hacen más desagradable la labor policial, es por lo que es de suma prioridad para el comisario y todo su equipo, que comenzarán una carrera contrarreloj donde tratarán de encontrarlos con vida.

Que sus bicis aparezcan abandonadas en un bosque al otro lado de la isla donde se les vio por última vez no vaticina nada bueno.

Poco a poco, el caso se irá tornando cada vez más complicado al estar relacionados otros aspectos como la construcción de un complejo turístico, una misteriosa hermandad, y algún tesoro perdido.

Mari Jungstedt resulta de sobras conocida por sus dos series noir; la ya mencionada Gotland y la otra desarrollada más cerca de nosotros, en la ciudad de Málaga.

Antigua presentadora de noticias, de éxito en su Suecia natal, y embajadora de la ONG Children Village, puede permitirse el lujo de dedicarse exclusivamente a la escritura gracias a sus novelas, alguna adaptada también a la pantalla.

Después de una trayectoria tan prolífica, Mari goza de un público consolidado, pero nunca es tarde para apuntarse a la lectura de sus libros. Empezar por la primera entrega sería lo lógico, para así no perdernos nada del hilo secundario a través del cual seguimos las vidas de sus protagonistas y de quienes los secundan, pero tampoco es imprescindible si lo que queremos es disfrutar de una buena trama de novela negra bien trabajada y que cumple con las expectativas del lector del género.

Jungstedt sigue manejando los tiempos de manera hábil, tejiendo las diferentes subtramas que se desarrollan en el pasado —esta vez en uno más alejado, y uno más cercano— para que la narración principal vaya cobrando sentido y su giro final nos deje descolocados.

Novela negra que toca la fibra pero que no llega a ser escabrosa, siendo muy adictiva su lectura, con un ambiente muy agradable al reencontrarnos con unos personajes a los que ya le hemos cogido tanto cariño, pero que no cae en la monotonía a pesar de llevar tantas entregas, porque su autora sigue sorprendiéndonos al complicarles más la vida a sus personajes y planteándoles casos cada vez más enrevesados en nuevas entregas.