Mi pequeña librería, de Máximo Huerta

Máximo Huerta es un periodista utielano conocido por su trabajo en radio y televisión. Hay quien también lo recuerda por su breve paso por la política. Pero sobre todo, es escritor. Dotado de una exquisita sensibilidad, la cual trasmite a través de sus obras. Sus novelas relatan historias narradas desde el corazón; historias habitadas por personajes melancólicos que se alimentan de sus recuerdos.

Pero Máximo, antes que escritor es lector, ¿y qué lector no ha soñado con tener su propia librería?

Hubo un tiempo en que los unicornios no pertenecían a la mitología, creyéndose que habitaban el mundo terrenal. Había quien aseguraba que para capturarlos se debía exponer a una doncella, mostrando sus pechos, para que el animal se acercara quedando embelesado sobre su desnudez.

En estos tiempos de prisas y pantallas, el lector casi también se está convirtiendo en un ser mitológico. En el supuesto caso de que alguien tratara de capturar alguno, no tendría que pasar frío ninguna joven virginal, bastaría con mostrar una librería, preferiblemente parecido al modelo que nos retrata Máximo Huerta en su nuevo libro, con la que ese excéntrico cazador, capturaría a un sinfín de presas.

En Mi pequeña librería, Máximo nos hace partícipe de sus pensamientos en el regreso al pueblo que albergó su niñez, para cuidar de su madre. No solo revisitará antiguos lugares y viejos amigos y conocidos, también recuerdos y vivencias que moldearon y dieron forma a la persona que es hoy.

En compañía de doña Leo, su perra, nos hará partícipes de esos pensamientos y momentos íntimos. Nos guiará por las distintas etapas transcurridas desde que la idea de montar una librería anida en su mente, y que poco a poco, paso a paso, hará realidad, no sin las típicas trabas burocráticas, así como las más mundanas.

Mientras su idea fragua y va tornándose real, Máximo narra su día a día, abriéndonos las puertas a sus recuerdos; homenajeando a las grandes obras que le llevaron a amar la literatura.

Con su estilo intimista y cargado de nostalgia, iremos pasando páginas, algunas de ellas adornadas con bonitas ilustraciones que acompañan al texto, y que el propio autor ha realizado —demostrando aquí su formación en Diseño Gráfico Editorial—. Curiosamente transmiten la misma nostalgia que sus escritos. Leer este libro resulta reconfortante, apeteciendo hacerlo junto a una chimenea encendida mientras degustamos nuestra bebida caliente favorita.

Máximo exhala amor por la lectura y la escritura, teniendo muy arraigados a los personajes que ha pergeñado en sus anteriores novelas, como bien demuestra en esos capítulos epistolares en los que pone al día de su presente a los personajes que han marcado su obra, como si de amigos reales se tratara, no distando esto de la realidad, porque ¿quién nos dice que nuestros personajes favoritos no lo son?

Como reza el dicho «no se ha de juzgar a un libro por su portada», aquí podemos hacer la excepción, puesto que este no es un libro bonito solo por su contenido, también lo es en su formato de tapas duras. En cuya portada aparece el dibujo de la librería que imaginamos y a la que acudiríamos irremediablemente si ese supuesto cazador nos la ofreciera como señuelo.

Si amas la lectura y te gusta que un libro te llegue adentro sin el único propósito de entretener, Mi pequeña librería será uno de esos al que acudirás cuando el alma te solicite cobijarse del mundo en un rincón confortable.