La autoedición está en auge. Son muchos sus detractores, puesto que consideran que cualquiera puede publicar sin pasar un filtro —según ellos, la editorial tradicional—, para que esos escritos publicados tengan un mínimo de calidad. Yo quiero ser más optimista, y pensar que todo evoluciona gracias a los medios de los que disponemos hoy día, inimaginables hace poco tiempo, estando a nuestro alcance el poder difundir obras que tal vez de otra manera no llegarían a potenciales lectores, no por falta de calidad. Esto mismo ocurre en la música o cualquier otro arte al que queramos extrapolar esta cuestión.
Sin embargo, me parece indispensable que estos escritores autoeditados tengan una mínima formación o experiencia a la hora de escribir. Esta formación, ya sea reglada o autodidacta, afortunadamente también está al alcance de cualquiera, ya sea por medio de cursos como por libros que pueden enseñar a encarar la ardua tarea.
Hasta el más ingenioso autor debe pasar por un proceso de aprendizaje a la hora de plasmar sus historias, para así hacerlas llegar de la mejor forma posible al lector. Parafraseando al propio autor, para escribir no basta con saber escribir, al igual que por tener brazos, no podemos dar por sentado que seamos capaces de realizar los más habilidosos saques de tenis. ¿Por qué no ponemos en duda que para tocar un instrumento musical, debe haber un aprendizaje, y sí en el proceso de escritura?
Guillermo Martínez es un matemático y conocido novelista bonaerense, galardonado con importantes premios como el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, Premio Planeta Argentina y el Premio Nadal en 2019. Algunas de sus obras han sido llevadas a la pantalla, como su novela Crímenes imperceptibles, cuya adaptación fue dirigida por Alex de la Iglesia bajo el título Los crímenes de Oxford. Aparte de sus exitosas novelas, también goza de prestigio como ensayista, donde en algunos de sus libros enlaza sus grandes pasiones: la escritura y los números, como demuestra a través del título Borges y las matemáticas (Seix barral -Planeta Argentina 2009/ España: Destino, 2010).
Ahora nos hace llegar Once tesis (y antítesis) sobre escritura de ficción. En un principio, estas formaban parte de una conferencia dada por el autor en Filba en 2022. El mismo nos lo dice en esas “Palabras preliminares” con las que da comienzo el libro.
A través de él nos va mostrando esas diferentes tesinas que enumera el título, repasando la originalidad, la resolución, el principio, los personajes, la información, etc. Al igual que desarrolla junto a cada una esas antítesis que las contradicen sin restarles veracidad. Todo lo contrario, al no tratarse la escritura de una ciencia exacta, podemos trasgredir esas normas, siempre y cuando estén de manera justificadas, rompiéndolas para mejorar el escrito; resaltando esa transgresión, sumando originalidad.
Se trata de demostrar que esas excepciones confirman estas reglas. Muestra estas teorías, de forma empírica, a través de textos de escritores y escritoras mayúsculas como Borges, Cortázar, Highsmith, Cheveer, Gombrowicz… Así veremos, por ejemplo, como de forma magistral podemos usar numerosos signos de exclamación, o la narración en segunda persona, recursos totalmente prohibidos en principio, por alguna de estas tesis.
Son solo apuntes de lo que podemos encontrar en este interesante libro del que aprenderá mucho el aspirante o novel escritor, pero en el que se reafirmará el ya veterano, porque a través de esas antítesis, exponiendo las dicotomías que forman parte de este arte, donde los más grandes y avezados son capaces de dar sentido y grandiosidad a semejantes recursos.
También nos alecciona en lo referente a lo trillado. Creemos, tal vez no tan erróneamente, que ya está todo inventado, pero lo trillado puede ser original en su trámite. Guillermo Martínez apunta, a modo de ejemplo, el tema de la homosexualidad, donde no es de igual forma tratada en la fóbica Inglaterra de Wilde, que en la San Francisco contemporánea. Con ello alenta a darle una vuelta a temas ya tratados, pudiendo ser original en lo que ya creíamos haberlo leído todo.
Estas pequeñas pinceladas son solo muestras de lo interesante e instructivo que resulta este librito de apenas doscientas páginas, y que forma más que gruesos tomos que provocan más tedio que entusiasmo. Gracias a esos breves extractos de textos que aparecen puntualiza, haciendo más asequible la absorción informativa.
El autor ha tenido la gentileza de añadir un apéndice en el que incluye una serie de artículos y ponencias de insignes autores y propios, que remarcan y subrayan aspectos relacionados tanto con el contenido como con el género policial, al que pertenece la mayoría de la obra de Guillermo.
Libro totalmente recomendable para cualquier aspirante a autor, que no sé si publicará, pero sí que lo escrito tendrá una calidad aceptable para ello si conoce y maneja estas once tesis, y por supuesto, sus antítesis.