El viejo incendio: vaciar una casa, reencontrar a una hermana

Tras El salón de pachinko, el debut en Automática de Elisa Shua Dusapin que fascinó a un ejército de lectores con su prosa mínima y llena de matices, llegará en septiembre la cuarta novela de la autora, la más reciente y personal hasta la fecha: El viejo incendio.
 
Elisa Shua Dusapin nació en Francia en 1992. De padre francés y madre surcoreana, creció entre París, Seúl y Porrentruy, en el cantón suizo del Jura. Su obra se ha traducido a más de veinte idiomas y ha recibido multitud de galardones internacionales.
A través de una mirada precisa y certera, rebosante de dulzura, Dusapin nos habla en El viejo incendio de la memoria familiar y la violencia de los sentimientos entre dos hermanas que el tiempo y el silencio habían separado.
 
Agathe y Véra se reencuentran en su casa familiar de la Dordoña francesa para vaciarla en nueve días. Tras quince años separadas, Agathe, guionista en Nueva York, vuelve a encontrarse con Véra, su hermana pequeña y afásica, en la casa familiar del Périgord en la que han crecido. Véra se comunica con su hermana por escrito, mostrándole la pantalla del móvil. En esos días de reencuentro con el pasado, Agathe descubre que su hermana ha cambiado. Ella es quien ha cuidado de su padre hasta su muerte. Ahora es una mujer que cocina con agilidad, independiente, y Agathe no sabe bien cómo relacionarse con ella.
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