Primavera revolucionaria de CLARK, CHRISTOPHER
La lucha por un mundo nuevo, 1848-1849
Pocos momentos hay más emocionantes y aterradores en la historia europea que la primavera de 1848. Como por arte de magia, en una ciudad tras otra, de Palermo a París, de Berlín a Viena, de Roma a Praga y Budapest, enormes multitudes se reunieron, de forma pacífica o violenta, y el orden político que había prevalecido desde la derrota de Napoleón simplemente se derrumbó. Reyes y emperadores, aristócratas y terratenientes, vieron cómo el mundo sólido en el que creían se deshacía en polvo. El nuevo y magnífico libro de Christopher Clark recrea con brío, ingenio y perspicacia este extraordinario periodo. Algunos gobernantes se rindieron de inmediato, otros lucharon encarnizadamente, pero en todas partes surgieron nuevos políticos, creencias y expectativas. El papel de la mujer en la sociedad, el fin de la esclavitud, el derecho al trabajo, la propiedad de la tierra, la independencia nacional y la emancipación de los judíos, entre muchos otros, se convirtieron en temas de acalorados debates. Clark evoca tanto este fermento de nuevas ideas como la serie de contraataques, cada vez más despiadados y eficaces, lanzados por regímenes conservadores que aún resultaban tener muchas cartas que jugar. Pero incluso en la derrota, los exiliados difundieron las ideas de 1848 por todo el mundo y -a veces para bien y a veces no tanto- una Europa nueva y muy diferente surgió de entre los escombros, en un proceso que tiene muchas similitudes con lo que vivimos hoy.
La última reina goda de YAGÜE, DAVID
Un mundo se derrumba. Otro, nace.
Entre ambos existió una mujer
que estuvo a punto de cambiar la Historia.
Año 711, las huestes musulmanas han tomado Hispania por la fuerza de la espada y avanzan imparables. El reino visigodo de Toledo se desmorona y los nuevos amos toman su botín. Entre los cientos de cautivos se encuentra Egilo, la altiva y orgullosa viuda de Rodrigo. Una mujer destinada a adentrarse en la anónima niebla del pasado que, sin embargo, se convertirá en pieza clave de un momento histórico convulso.
La última reina goda es una novela de pequeños y grandes personajes que asistieron al amanecer de un nuevo mundo, donde el peligro y las amenazas eran constantes. Porque, a veces, quienes apenas salen mencionados en las crónicas del pasado fueron los que estuvieron a punto de reescribir la historia en un tiempo en el que el destino no estaba marcado.
La alquimia del tiempo. Un memoir dublinés de BANVILLE, JOHN
EL GRAN MAESTRO IRLANDÉS GANADOR DEL PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS, DESLUMBRA CON ESTE MEMOIR Y GUÍA ÍNTIMA DE DUBLÍN Y SUS ARTISTAS.
«El paseo literario por el que nos guía Banville, siempre entretenidísimo, a través de las calles y los oscuros pasadizos de Dublín, es para no perdérselo. Ya solo las frases valen la entrada».
RICHARD FORD
Elgran maestro irlandés deslumbra con esta joya entre la memoria y la guía íntima de Dublín y sus artistas. La alquimia del tiempo posee tantas capas y es tan rica emocionalmente, tan ingeniosa y sorprendente como cualquiera de sus mejores novelas. Para Banville, nacido y criado en un pequeño pueblo cerca de Dublín, la ciudad fue al principio un espacio apasionante, un regalo y, también, el lugar donde vivía su querida y excéntrica tía. Sin embargo, cuando llegó a la mayoría de edad y se instaló allí, se convirtió en el habitual telón de fondo de sus insatisfacciones, y de hecho no tuvo un papel propio en su trabajo hasta la serie de Quirke, escrita como Benjamin Black. Aquella fascinación infantil permaneció oculta en algún lugar de su memoria. Pero aquí, mientras nos guía por la ciudad, deleitándose con su historia cultural, arquitectónica, política y social, Banville saca a la luz los recuerdos unidos a lugares y momentos formativos más importantes. El resultado es un tour maravilloso por Dublín, un elogio tierno y poderoso a una época y un lugar que dieron forma a «un artista adolescente».
Contra Babel de TOSCANO MÉNDEZ, MANUEL
Ensayo sobre el valor de las lenguas
Se dice a menudo que las lenguas están para entenderse, al igual que se ha vuelto un cliché afirmar que la diversidad lingüística es un bien que nos enriquece a todos. Sin embargo, las lenguas suscitan enconadas querellas y son fuente de enfrentamientos políticos cuando se convierten en potentes marcadores identitarios, como vemos en el caso de los movimientos nacionalistas. Existe además una preocupación creciente por su desaparición en todo el mundo, lo que se denomina «la muerte de las lenguas», sobre la que vienen alertando activistas y expertos y de la que se hacen eco instituciones internacionales como la Unesco o el Consejo de Europa. Hay, en definitiva, demasiadas cosas que se dan por supuestas en las discusiones sobre las lenguas y la diversidad lingüística que están plagadas de metáforas, falacias, clichés y excesos retóricos. En este lúcido ensayo, Manuel Toscano plantea la necesidad de desbrozar el terreno para una reflexión ecuánime sobre el uso de los idiomas como medio de comunicación, patrimonio cultural y seña de identidad. Con datos y argumentos contrastados, repasa la situación a escala global, expone en qué consiste el valor comunicativo de una lengua y los mecanismos que operan en el surgimiento de una lengua franca, sopesa el papel de la lealtad de los hablantes así como las tesis del nacionalismo lingüístico o la noción de lengua propia, y analiza, por último, el complicado asunto de los derechos lingüísticos.
Libro de los días de Stanislaus Joyce de GARRIDO, DIEGO
El diario de Stanislaus Joyce: un «retrato del artista adolescente» escrito por el hermano del autor de Ulises.
Stanislaus, segundo hijo varón de una destructiva estirpe de borrachos, quisiera creer, como su hermano mayor, que la literatura salva. Pero quizá solo distraiga o alivie. «Todos los seres humanos −apunta un 12 de mayo en su diario o Libro de los días− pasamos la vida elaborando ficciones en nuestras cabezas, solo que algunos pocos logran pasarlas al papel y quedarse más o menos a gusto. Yo tengo la obsesión sin la capacidad. Cuanto más escribo más la tengo.» Pero a su lado está Jim, un probable idiota o un genio que hace palidecer esta obsesión ascendente de su hermano menor o «piedra de afilar».
¿Qué opción le queda a Stanislaus, atrapado en esa ruina de clase media decreciente que es su hogar? No quiere parecerse a Jim, que es un irresponsable, un descerebrado total, capaz de entusiasmarse con cualquier tontería y de renovar su entusiasmo sin sentirse absurdo; pero menos aún quiere asemejarse a su padre, una especie de Abraham irlandés violento y cantarín ahogado en alcohol, «un Saturno con orejeras»; o a su hermano Charlie, un sacerdote en ciernes y un bebedor adicto a los burdeles; o a sus muchas y pobres hermanas, herederas del silencio de su madre.
¿Qué salida hay para el rígido Stanislaus, que no quiere ser ni una cosa ni la contraria? Porque: «¡Qué fácil es abrazar los extremos! −apunta la noche del 15 de marzo−. ¡Qué difícil lograr un punto medio! El punto medio se asociará siempre a la mediocridad, y nunca al genio».
Su refugio momentáneo: el silencio y la escritura. Su esperanza: una vida lejos de su país y al lado de la persona que quiere, Kathleen Murray, joven de catorce años que existe a medias en el mundo real y a medias en su oscura imaginación.
Milan Kundera de NOIVILLE, FLORENCE
Un retrato íntimo
La vida y la obra del autor de La insoportable levedad del ser, a partir de anécdotas, recuerdos, testimonios y conversaciones, por una de las mayores expertas en este autor.
Era famosa la reticencia del escritor Milan Kundera a explayarse sobre su existencia («Olvidad mi vida, ¡abrid mis libros!») o dar explicaciones sobre su producción literaria; también, su renuncia, a partir de los años ochenta, a conceder cualquier tipo de entrevista a los medios de comunicación. Sin embargo, la estrecha amistad del matrimonio Kundera con la escritora y periodista cultural Florence Noiville permitió a ésta enhebrar, más que un denso ensayo biográfico, un retrato intimista y fascinante, una suerte de paseo a lo largo de sus recuerdos y anécdotas, una excusa para detenerse en alguna ciudad importante, comentar una fotografía, un dibujo o una determinada composición musical. A partir de largas conversaciones en cafés, charlas en su apartamento parisino y de un esclarecedor viaje a la Moravia natal de Kundera, Noville nos presenta a un Kundera irónico y lúcido, y sobre todo nos invita a (re)descubrir a uno de los mayores escritores del siglo xx, un autor que con sus novelas y ensayos ridiculizó las utopías e ideologías y nos hizo reflexionar sobre las palabras.
Los árboles no huyen de STÖSSINGER, VERENA
Al acabar la Segunda Guerra Mundial, millones de alemanes fueron expulsados de Prusia Oriental (entre otras zonas de Europa) y desplazados a Alemania sin posibilidad de regresar. Dado que al principio de la contienda el régimen nazi había utilizado la excusa de las minorías para su política expansionista, los gobiernos de posguerra juzgaron que trasladar a esas minorías era la única manera de evitar futuros conflictos. Pero aquellos que se dieron en llamar territorios recuperados, y que se repartieron Polonia y la entonces Unión Soviética, llevaban siglos habitados por población alemana. El traslado de estas personas fue brutal: a pie en los primeros meses; en trenes de mercancías y transporte de ganado después. Sufrieron inanición, agotamiento, frío extremo y un vandalismo que los despojaba de sus poquísimas pertenencias. Una periodista de la época afirmó que fue «la decisión más inhumana que tomaron nunca unos gobiernos dedicados, en teoría, a la defensa de los derechos humanos». El protagonista de esta novela, que tenía trece años cuando se produjo el gran desalojo, es uno de esos desplazados. La guerra lo ha dejado sin familia –sólo sobrevive uno de sus hermanos– y sin país. Únicamente conserva cuatro fotografías. Al cabo de cincuenta años decide recorrer con su esposa los escenarios de su niñez. A pesar de que los nuevos moradores de su tierra natal se esforzaron por borrar toda huella de sus existencias erradicando sus comunidades, su cultura y su lengua, Jürgen Ramm tiene la esperanza de reencontrarse al menos con el mar, los prados o los bosques, pues «las aves migratorias siempre regresan y los árboles pueden llegar a hacerse viejos. Los árboles no huyen», aunque lo que verdaderamente desearía es encontrar las piezas que deberían encajar en los vacíos que se abren cuando piensa en el pasado. En esa travesía –geográfica, sensorial y memorialística– cada nuevo hallazgo sobre su familia despierta en él sentimientos encontrados que a su vez le generan nuevas incógnitas imposibles de esclarecer. Una envolvente novela, asentada en una meticulosa documentación, sobre la memoria alemana de la guerra.