Juan Manuel de Prada une en esta obra su descomunal talento para la narrativa con el conocimiento en profundidad del panorama artístico y literario de la España de la primera mitad del siglo XX. El resultado es un proyecto literario memorable, de una ambición gigantesca y una extraordinaria calidad, en la gran tradición barroca española, de Quevedo a Valle-Inclán.
El autor se centra en la comunidad de artistas, escritores y periodistas españoles residentes en París, durante los años de la Ocupación alemana, donde convivían exiliados de la Guerra Civil española con propagandistas del Tercer Reich, golfos letraheridos en tránsito por Europa y pintores consagrados o bohemios, postulantes de la fama y de la infamia, condenados a sobrevivir en condiciones atroces que los enfrentan a desgarradores dilemas morales.
El narrador y protagonista Fernando Navales —personaje que Juan Manuel de Prada recupera de su celebrada primera novela, Las máscaras del héroe— es un escritor tan dotado de talento para la manipulación como carente del más mínimo escrúpulo, un antihéroe pluscuamperfecto, movido por el resentimiento, la más oscura, pertinaz y alevosa de las debilidades humanas. El temible Pedro Urraca, agregado policial en la embajada de España en París, encomienda a Navales una perturbadora misión que le va como anillo al dedo: conseguir que los artistas e intelectuales españoles exiliados colaboren con las actividades que Falange desarrolla en el París ocupado. Por las páginas de esta novela desfilan personajes tan conocidos como Pablo Picasso, César González-Ruano, Gregorio Marañón o María Casares, junto a otros interesantísimos como Ana de Pombo, Óscar Domínguez o Ramón Serrano Súñer. Todos ellos, y otros muchos, componen un deslumbrante elenco cuya peripecia oscila entre la tragedia y el esperpento, el retrato al natural de los abismos más hondos de la abyección humana y la más genuina novela picaresca.