Cuando hablamos de Colin Barrett, estamos hablado de uno de los grandes autores de relatos de la actualidad. Ya desde sus primeras historias apuntaba maneras, como demuestra la publicación de estas en distintas revistas importantes como The New Yorker o Stinging Fly. Ganador de diversos y prestigiosos premios dentro del mundo del relato, entre los que se encuentran Guardian First Book Award, el Frank O´Connor International Short Story Award y el Premio Rooney de Literatura Irlandesa, avalan el gran talento de este escritor.
Nacido en Canadá, se trasladó con su familia, siendo niño, hasta Irlanda, donde estudió escritura creativa en University College de Dublín. Destacando con el éxito literario de su primer libro en 2013, titulado Glanbeigh, en el que nos presentaba siete relatos que ya marcaban su estilo, escogiendo como protagonistas de sus historias a personas a las que las adversidades sociales hacen que sus vidas desemboquen en empleos precarios, o la falta de estos, que los empujaran a ambientes de drogas, alcohol y violencia. Uno de sus cuentos, Calm with horses, fue adaptado en formato largometraje por el director Nick Rowland y protagonizado por Barry Keoghan.
Ahora nos llega su segundo libro, también publicado por Sajalín Editores, en el que podemos disfrutar de ocho maravillosos relatos. La mayoría de ellos transcurren en el condado de Mayo, donde se trasladó de pequeño con su familia. Escoge de nuevo a esos ciudadanos corrientes que tratan de superar la complejidad de lo cotidiano; vidas disfrazadas de consuetudinario encapsulado en rutina; en la mal llamada normalidad. Todos ellos personajes complejos perfectamente construidos, gracias al buen hacer de este autor que no solo conquista al lector por lo acontecido en sus relatos, lo hace también por cómo nos lo cuenta. Con un estilo árido, como la propia vida de sus protagonistas, y directo que roza lo poético, creando un vínculo con el lector casi hipnótico, haciendo imposible abandonar la lectura.
En estos ocho relatos, disfrazados de historias corrientes, se oculta mucho más. Podremos leer alguno con tintes de novela negra, como el del incidente ocurrido en una granja, cuando el granjero sorprende infraganti a un ladronzuelo que sufrirá las consecuencias por ello; el titulado Los Alp, en la que una escena convencional de cualquier viernes por la noche en el interior de un pub se convierte, gracias a la entrada de un joven armado con una espada, en lo que podría ser una escena “tarantiniana” repleta de tensión; o el relato llamado Anhedonia, ahí voy, aquí nos cuenta como un prometedor poeta disfruta de esa espiral de autodestrucción de la que parece no querer salir. Narraciones que rozan lo poético gracias a la quirúrgica pluma de Barrett, aderezado todo con un sentido del humor muy negro, expresado a través de unos personajes cínicos que rozan el nihilismo.
Algunos de estos relatos ya fueron publicados de forma independiente en alguna conocida revista, pero fue durante el confinamiento de la pandemia, cuando los recopiló para crear este libro.
Leyendo a Colin Barret me viene a la memoria el mismísimo Raymond Carver. Concretamente su magnífica obra Catedral. Con un estilo depurado, muy similar al de Carver, Barrett disecciona la sociedad, consiguiendo que la veamos con otros ojos, que veamos extraño lo cotidiano, que veamos propio lo ajeno.
No quiero cerrar esta reseña sin mencionar la gran labor de traducción que ha realizado Ana Crespo. Ha logrado que nos llegue la obra original con toda su esencia. No es trabajo baladí el que no se corrompa el texto en la traducción, siendo aquí tan fiel para goce del lector que la disfrutará tan plenamente como el original, a pesar de que no podamos degustarlo en el idioma que se concibió.
Escritor a seguir y tener muy en cuenta. Libro imprescindible para aquellos amantes del relato y la buena literatura. A quien aun no se haya adentrado en el formato breve, con este libro se enamorará, e inevitablemente caerá rendido al encanto y la complejidad del relato corto.