A estas alturas creo que Fito Cabrales no necesita presentación, al menos ante los que reconocen la música de calidad. Yo había oído algo de él, bueno,mejor dicho de su grupo Platero y tú, pero realmente por aquel entonces yo andaba por otros derroteros musicales y no era fiel seguidor. Pero recuerdo perfectamente como un amigo se dirigió hacia mí entusiasmado con un cd en la mano.
«¿Te suena Fito y Fitipaldis?» me preguntó. No tenía ni idea de qué me hablaba. «Tío, tienes que oírlo, es el Mark Knopler español». Yo pensaba que exageraba, así que me pasó el cd. Creo que la primera vez que oí A puerta cerrada mi cabeza implosionó. Me cautivaron la letras, las melodías, pero lo que me fascinó fue ese dominio de la guitarra. Efectivamente, aquí había un músico de la talla del mismísimo cantante y guitarrista de Dire Straits.
No recuerdo si fue con este su primer trabajo en solitario, o si tenía ya publicado el segundo, Los sueños locos, cuando asistí a uno de los primeros conciertos. Solo recuerdo que ninguno de mis amigos me quiso acompañar, ellos eran más fieles a la senda del heavy metal, así que me planté solo en el concierto donde los asistentes no éramos más de cincuenta personas, pero viéndolo en directo me di cuenta de la suerte que tenía de disfrutarlo con ese pequeño aforo, porque a partir de entonces presagié que los espectadores de sus futuros conciertos se contarían por miles.
Era cuestión de tiempo que los periodistas Kike Babas y Kike Turrón publicaran la biografía de este excepcional músico. Y quienes mejor que estos dos grandes de las letras para embarcarse en este proyecto. Conocidos por escribir biografías de los artistas y grupos más señeros de nuestro país. Kike Turrón, periodista, escritor y músico, recordado por su mítico programa radiofónico «Buitre no come alpiste»; Kike Babas, crítico musical y vocalista de la Desbandá, también curtido en eso de escribir, convencieron a Fito para plasmar su biografía en papel, pero claro, Fito dentro de su humildad, tampoco quería un libro que contase su vida, pero el proyecto que le presentaron los Kikes era imposible desestimarlo, y es que no sería una biografía al uso, esta vez el soporte de la narración tendría formato cómic, y ahí sí que lo convencieron.
Hay que destacar el gran trabajo que ha surgido de la colaboración de Turrón y Babas con los dibujantes Raquel Alzate, Pedro J. Colombo, Alex Orbe, Kepa de Orbe, Alejandro Merino, Tomás Ondarra, Alberto Peral, Toni Fight, Vicente Damián y Iosu Berriobeña. Y que junto al trabajo de la editorial Bao Komikiak han plasmado un cómic, que aparte del interesante contenido, hacen de este libro una obra excepcional no solo para el admirador de Fito, sino una auténtica joya para cualquier aficionado al cómic en general.
El libro es un preciosidad al que hay que sumar la originalidad de juntar el trabajo de tan grandes artesanos de las viñetas, uniendo estilos clásicos como el de Alberto Peral, el mas underground de Vicente Damián, el más adulto de Colombo, el estilizado de Alex Corbe, por poner algunos ejemplos. Todos estos estilos no hacen más que enriquecer esta imprescindible obra, y que de otro modo igual habría parecido monótono, aquí a cada vuelta de hoja nos sorprende y encandila.
A través de la mano de cada artista vamos descubriendo un nuevo capítulo de la vida de Fito, donde lo acompañamos desde su nacimiento hasta la reunión con los autores y de cómo se pergeñó la idea de la biografía en forma de cómic. Una idea muy trabajada, porque sus autores no se conforman en narrar una vida en orden cronológico, que hubiera sido lo fácil. No, aquí intercalan tiempos presentes con pretéritos a modo de flashback, pero de forma clara, para de este modo subrayar lo acontecido, lo sufrido y lo luchado para que este joven bilbaíno procedente de una familia humilde, consiguiera llegar a lo más alto a fuerza de trabajo duro y sacrificio.
También se reflejan los excesos de esa vida de rock and roll, donde Fito, haciendo de nuevo gala de su humildad, narra también los resultados de estos y de cómo se esforzó para poder superarlos. Aparecen también dibujados aspectos de la vida como anécdotas, colaboraciones e incluso episodios de inspiración como el encuentro del protagonista con un anciano marinero y de cómo surge esa enorme canción titulada Soldadito marinero, que no sé si fue realmente ese el momento, pero su alusión es poesía pura a través de viñetas en sepia.
Una maravilla dentro del noveno arte que hay que tener sí o sí te guste la música de su protagonista o no, solo por su contenido artístico; ilustraciones a página completa dignas de un marco y exhibirse en la pared más vistosa de nuestros hogares.
Un prólogo a la altura de la obra de otro grande que incluso lo lleva en su nombre, el Gran Wyoming. Hay que felicitar a la editorial por el formato en que nos presenta el libro, con tapas duras y papel de calidad que hacen justo su precio. Y un contenido digno de ser visto, leído y admirado en incontables ocasiones.